Acompañada de su principio, la adolescente de 16 abriles a la que el miércoles un hombre asaltó en el elevador de su vivienda del Eixample de Barcelona, acudió este jueves al médico. Está serena. Es a su principio a la que gritó ayuda cuando el individuo que se había colado tras ellas en la escalera y en el elevador, le puso una cortaplumas en el cuello, le tapó la boca y la tiró al suelo mientras accionaba los chico de los pisos superiores. Los Mossos d’Esquadra que investigan el suceso no tienen ninguna duda de que las intenciones del individuo no eran las de robar el teléfono de la chavea, sino de agredirla sexualmente. De hecho, la información ya ha sido trasladada a la Mecanismo Central de Agresiones Sexuales (UCAS) para comprobar si el hombre, que falleció al precipitarse desde una consideración de un sexto pavimento mientras huía, puede estar relacionado con otros asaltos a mujeres similares.
Los hechos sucedieron el miércoles a las tres de la tarde en un inmueble de la calle Aragó. La adolescente regresaba a su casa cuando tras ella entró un chavea en una bici. Ella misma explicó a este diario que no desconfió porque pensó que se trataría de uno de los muchos repartidores que trabajan en la ciudad.
Se da la circunstancia de que el coalición de la chavea tiene en el vestíbulo principal una segunda puerta de seguridad. La chavea la abrió incluso y tras ella siguió el hombre, que dejó su bici en este segundo rellano y entró con la mujer al elevador. Ella tuvo tiempo de azuzar el renuevo del pavimento en el que vive antiguamente de que el hombre se le abalanzara amenazándola con una cortaplumas. Le tapó la boca, la arrojó al suelo y pulsó los chico de los pisos superiores. Pero el elevador se detuvo antiguamente a la consideración de la vivienda de la víctima, que empezó a abroncar pidiendo auxilio y llamando a su principio. Varios vecinos alertados por los gritos salieron de sus casas y incluso la principio. El asaltante arrebató en ese momento el teléfono móvil de la chavea, y salió del elevador escaleras debajo, seguido de varios vecinos que se mantenían a una distancia prudente por la amenaza de la cortaplumas.
El asaltante se quedó encerrado en el vestíbulo de la vivienda tratando de huir y subió al terrado”
Qué paso, pues que al impresionar debajo, el individuo se quedó encerrado. No supo rajar la puerta de seguridad con el pulsador que había en la tapia. En ese instante y con los vecinos a poca distancia que le gritaban que tirara la cortaplumas al suelo, el hombre empezó a abroncar: “Dejarme salir” “Dejarme salir”.
Desesperado, el delincuente volvió a entrar al elevador y un vecino intentó que no cerrara la puerta, pero logró subir hasta el pavimento superior. Allí hacia lo alto, el hombre se encontró con la puerta de paso al terrado cerrada y incluso de seguridad. Acorralado, el individuo empezó a sacudir la claraboya de vidrio con una mochila y abrió un espacio entre los cristales por los que se coló.
Una vez en el terrado trató de alcanzar un coalición vecino para huir. Se colgó de un tapia y es posible que se resbalara porque cayó a una uralita. El tejadillo cedió y el hombre se precipitó de una consideración de un sexto pavimento, llegando hasta el patio de una peluquería. El individuo murió en el acto.
No llevaba documentación, pero los investigadores no tuvieron dificultad en identificarlo por las huellas dactilares. El hombre tenía numerosos circunstancias por diferentes delitos, casi todos relacionados con el patrimonio. Sin retención, no tenía ninguna reseña por delitos contra la vigor sexual. Eso no implica que las policías de las agresiones sexuales comprueben con asaltos similares pendientes de resolver.
Este jueves los vecinos de la escalera estaban todavía con el susto en el cuerpo. Gracia López fue uno de los que a esa hora estaba en casa y que salió al escuchar los gritos de la chavea. “Redoblamos la seguridad precisamente por los intentos de robos que habíamos sufrido. Pero esto es muy formal y terrible. Felizmente, ella logró trastocarse”, comentó.
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