Última sesión del madurez contra Pedro Varela, dibujado de incitar al odio desde la Archivo Europa. La Fiscalía y las acusaciones piden para él doce primaveras de prisión, mientras su defensa reclama su absolución amparándose en la dispensa de expresión, y en que no ha podido acreditarse que, ni de las obras vendidas ni de las conferencias impartidas en el almacén de la calle Séneca de Barcelona, se incitase a cometer actos de violencia contra colectivos vulnerables. «Ni en el presente, ni en el pasado, ni en el futuro, he albergado ningún tipo de odio alrededor de ninguna persona», ha anotado Varela durante su turno a la última palabra, este miércoles.
Conexo a quien fuera presidente de Cedade, condenado previamente por difusión de ideas que justifican el exterminación, se sientan en el banquillo cuatro personas más. Dos colaboradores y sendas empleadas del espacio, que se enfrentan asimismo a penas de prisión. Las acusaciones sostienen que conformaban una asociación ilícita para propagar discursos de odio contra judíos, inmigrantes y homosexuales. Señalan, igual que el Profesión notorio, que la repisa era un centro de difusión del nazismo y puesto de altercado para la ultraderecha violenta, entre ellos, grupos de neonazis. Las defensas lo niegan, y sostienen que los investigadores de la Policía catalana no han podido demostrar la vinculación de éstos con Varela. Mucho menos, con el resto de acusados.
El abogado de Varela, Luis José Gómez -quien asimismo ejerció la defensa de dos neonazis acusados por el homicidio de Sonia Rescalvo en 1991-, ha cuestionado, primero, el examen de las obras incautadas por parte de los Mossos, a quienes ha dibujado de extraer fragmentos sin aportar contexto de la obra. Entre éstas, ‘Mi Lucha’ de Hitler, por cuya liquidación ya fue condenado el papelero con anticipación, aunque por hacerlo sin inmoralidad. Una afirmación que, durante la marcha mencionado, contradijo una de las acusaciones, al apuntar que, precisamente, la causa se había dilatado porque los agentes sí leyeron la totalidad de libros encartados en el procedimiento.
Gómez asimismo ha cuestionado que la Fiscalía hable de difusión masiva desde la repisa, y ha tratado de minimizar el difusión de las conferencias que impartieron, entre otros, Ernesto Milà, constituyente primero de Fuerza Nueva, que en los 80 asaltó la sede de la UCD de Alfonso Suarez en Barcelona, o David Duke, ex líder del Ku Klux Klan. Las charlas se grababan y luego se difundían. «No tenían carga antisemita ni de odio», ha asegurado el abogado, según el cual, solo eran actos donde autores presentaban sus libros.
La logística de la defensa pasa por presentar a Varela como cualquiera que vendía libros y -tal y como este mismo apuntó ya durante el primer día de juicio- que escogía temáticas que otras editoriales rechazaban por mera logística empresarial, como hornacina de mercado. Por otra parte, su abogado rechaza que las obras del almacén de la calle Séneca fuesen de «temática unidireccional». Poco que rebatieron los Mossos durante las periciales. Uno de los cuales afirmó en presencia de la sala que la repisa «parecía un parque temático del nazismo».
Así lo apunta la fiscal de delitos de odio, y las acusaciones, que ejercen Movimiento contra la Intolerancia, Coalición de Comunidades Judías de España y el Cabildo de Barcelona, que sostienen que la Archivo Europa era la continuación de Cedade, creada en la hacienda catalana y cuyo inicio constituyó el inicio del movimiento neonazi en España y «embrión» del nazismo gachupin. La asociación, rezan sendos escritos, se convirtió «en un referente histórico para las organizaciones neonazis posteriores, llevando a lado una intensa actividad de estampación y distribución de propaganda», tanto en España como en otros países. Las defensas lo niegan. El madurez ha quedado manido para sentencia y ahora serán los magistrados de la Sección 6ª de la Audiencia de Barcelona los que deberán arriesgarse si condenan o absuelven a Varela y al resto de acusados.