El Drácula cordobés que ensombreció a Bela Lugosi


Muchos han sido los actores que se han enfundado la capa del aprovechado prototípico y arquetípico por paradigma, el Conde Drácula, un papel que el intérprete húngaro Bela Logosi encumbró, convirtiéndose en su imagen más emblemática, hasta el punto de ser enterrado con la simbólica prenda que le sirvió para caracterizar su personaje.

Sin requisa, otras figuras de la gran pantalla hicieron sobresalir al monstruo de dientes afilados: entre ellos, el cordobés Carlos Villarías, que, según algunos críticos, llegó a ensombrecer al propio Lugosi en la traducción española de la célebre cinta.

Esta película, dirigida por George Melford y cuya habilitación del tema corrió a cargo del gachupin Baltasar Fernández Cué, se filmó con vistas al mercado de deje hispana. En los comienzos del cine sonoro, los grandes estudios de Hollywood tenían por costumbre hacer versiones en otros idiomas de algunas de sus largometrajes sirviéndose de los mismos decorados y vestuario. Como no existía aún el doblaje, para alcanzar al mercado hispano, los estudios hollywoodienses trasladaron a Los Ángeles a actores de deje castellana para protagonizar sus versiones en gachupin.

La vida de Villarías no apuntaba en sus inicios a los derroteros del cine, pero el gusanillo de la interpretación hizo aceptablemente su trabajo. El intérprete, que firmaría una carrera con más de 80 filmes a sus espaldas, nació en Córdoba el 7 de julio de 1892 y falleció allá de su tierra, en Los Ángeles, California, el 27 de abril de 1976. Su infancia estuvo marcada por los cambios de residencia a los que obligaba el cargo que ocupaba su padre, universal del Ejército gachupin.

El actor cordobés filmó 83 películas a lo espacioso de su carrera cinematográfica

Comenzó sus estudios en San Sebastián y terminó la carrera de Derecho en Valladolid. Llegó incluso a desobstruir su propio escritorio, pero la propensión que sentía por el teatro le llevó a dejar la derecho.

Sus inicios estuvieron en pequeñas compañías de zarzuela y opereta, hasta que dio el brinco a París, donde empezó a hacerse un hueco e incluso la crítica italiana lo aclamó desde su première en el Teatro Víctor Manuel de Torino.

El sondeo del éxito

Con este brillante horonte, Villarías se lanzó a probar suerte al otro banda del charco. En marzo de 1915 desembarco en América y su consumado dominio del inglés llamó la atención del actor y patrón Lou Tellegen, que le propuso incorporarse a la compañía dramática que dirigía. Formó parte del conjunto fundador del Teatro Castellano de Nueva York, en cuya inauguración representó el drama de Atractivo Guimerá ‘Tierra desaparecido’.

Pisó tierras californianas en 1923 y, tras breves apariciones en el cine reservado, adyacente a Rodolfo Valentino o Pauline Frederick, el 19 de julio de 1930 firmó con Fox un acuerdo.

Tras hacerse un nombre en el mundillo del cine, interpretó cintas como ‘Estrellados’ (1930), la traducción española de ‘Free and easy’, primera película sonora de Buster Keaton rodada para la Medida Goldwyn Mayer; la mejicana ‘Nostradamus’, con el papel protagonista (1937) o ‘La vida secreta de Ámbito Antonio y Cleopatra’ (1947), donde el cordobés interpretó a Septimio.

El papel que lo catapultó al éxito

No obstante, el papel que lo encumbró fue el de protagonista en la citada ‘Spanish Drácula’ (1931), que se grabó durante 22 noches y de forma paralela a la traducción norteamericana.

Villarías era el único actor del reparto que podría ver el metraje filmado en la traducción en inglés, lo que le sirvió para introducir variantes e intentar ‘exceder’ a Lugosi en su interpretación. Asimismo la cinta al completo contiene algunos cambios con respecto a la ‘innovador’. Por ejemplo, la traducción hispana de ‘Drácula’ tiene un contenido amatorio más expreso. Con el paso de los primaveras, muchos críticos consideran esta traducción mejor y más lograda desde un punto de pinta estético y técnico.

Como apunte singular destaca que el director no sabía una sola palabra de gachupin. Ésta es, quizás, la razón por la que muchos de los actores adolecen de problemas de dicción, como Martín, el celador encargado de atender a Reinfield en el clínica, que confunde murceguillo con «muerciégalo» y haya con «haiga».

Argumento

El argumento del largometraje relata como Renfield realiza un delirio de negocios al corazón de los Cárpatos para que el Conde Drácula pueda firmar su negocio de una vieja convento inglesa. De reverso a Londres, estará ya bajo la influencia del aprovechado, que se alimentará de la matanza de los tripulantes del barco.

Una vez ya en Inglaterra, el monstruo se codeará con la suscripción sociedad, conociendo a la verde Eva (que protagoniza la fortuna mejicana Lupita Tovar), quien se convertirá en su objetivo. Su novio y su tribu, con la ayuda del doctor Van Helsing (Eduardo Arozamena), tendrán que impedirlo.

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