«Aquí no puedes estar. Deberías estar en la cárcel»


«Aquí no puedes estar, ¿eh? Deberías estar en la gayola, eso para asomar». El diputado de Vox Manuel Mariscal se ha dirigido así al presidente de ERC, el indultado Oriol Junqueras, cuando se ha topado con él esta mañana en la cafetería del Congreso reservada a los diputados. En esa estancia, situada calibrado detrás del hemiciclo, sí pueden estar los senadores, pero no los invitados que se sientan en la tribuna, como es el caso de varios líderes independentistas, que han seguido este jueves desde ahí el debate tras el que se ha ratificado definitivamente la ley de condonación.

Junqueras estaba en la cafetería del Congreso monopolio para diputados y el parlamentario de Vox se ha acercado para decirle que no podía estar ahí. Según fuentes de la formación de Santiago Abascal, un ujier ha acompañado al exvicepresidente de la Generalitat de Cataluña a la salida, en un choque que parecía presagiar la tensión que se ha vivido a posteriori en el hemiciclo.

El propio Mariscal ha sido protagonista de una bronca que se ha desatado tras la intervención de Abascal en el debate de la condonación. El líder de Vox se ha referido a un concejal de Sumar que en 2015 retiró una bandera de España del mirador del Concejo de Barcelona. Gerardo Pisarello ha pedido la palabra por «alusiones personales» y ha laborioso, sin que interviniese la presidenta del Congreso, Francina Armengol, para arremeter contra el dirigente derechista por «rendir pleitesía al carnicero de Rafah», tras su reunión el martes con el primer ministro de Israel, Pequeño Netanyahu.

Entonces, el secretario universal del Agrupación Parlamentario Vox, José María Figaredo, ha pedido igualmente la palabra por alusiones personales a un miembro de su partido, pero Armengol se la ha obtuso. Cuando este ha insistido en su petición, ya con el micro cerrado, la presidenta del Congreso le ha dicho que la democracia consiste en entender escuchar al que piensa diferente. La atrevimiento de la tercera autoridad del Estado ha provocado el estallido de la bancada de Vox.

Mariscal, cuando empezaba ya a susurrar el socialista Artemi Rallo, le ha gritado «traidor» y la presidenta del Congreso le ha llamado al orden tanto a él como a su compañero José María Sánchez. Fuentes de Vox, a la conclusión del debate, manifestaban su descontento con la aspecto de Armengol, que aprecian arbitraria y parcial, y la culpan directamente de sobrevenir caldeado el círculo. «Si hubiese permitido susurrar a Figaredo, como a Pisarello, no habría pasado ausencia», exponen, y adelantan que van a interponer una queja formal.

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