El mes de mayo de 2024 será recordado como uno de los más calurosos que se recuerdan y que traumatizado la procesión del Corpus Christi de Toledo, una ceremonia que este jueves, Día Vasto, ha traumatizado el cortejo milenario que ha desfilado por las estrechas calles del Casco histórico. A pesar del reparto por parte del Comunidad de Toledo de más de 8.000 botellas de agua, el calor sofocante no ha impedido que muchos de los asistentes hayan tenido que ser atendidos por lipotimias y mareos por partes de profesionales de Cruz Roja y de Protección Civil.
Nuevamente la Custodia de Arfe ha desfilado por las calles y plazas de una ciudad engalanada delante la vistazo expectante de miles y miles de personas y turistas que han vivido, un año más, con «emoción y devoción» una festividad remoto declarada de Interés Turístico Internacional.
Como es tradicional este jueves, Día Vasto de Toledo, ha arrancado pasadas las 11 de la mañana con el tradicional disparo de las bombas reales, seguido del desfile de gigantones y cabezudos precedido por la Tarasca y la Santa ofrenda en rito hispano-mozárabe que ha presidido el metropolitano de Toledo, Francisco Cerro Chaves.
Tras esta ceremonia, los aromas de cantueso, romero y tomillo han recibido a la Custodia de Arfe, que ha desencajado por la Puerta Plana de la Catedral Primada poco antaño de las 12.00 horas, entre aplausos de los asistentes para iniciar el trayecto procesional por las calles de Toledo cubiertas con los tradicionales toldos y con 6.000 piezas, entre ellas, 50 nuevas balconeras en rojo carmesí con la custodia en el centro, y 10 grandes reposteros. Además se han colocado más de 4.000 metros lineales de diadema, 50.000 tallos y 1.200 plantas.
El himno franquista, cañonazos, salvas reales y el repiqueteo de las campanas de la Catedral y de todas las iglesias de la ciudad han recibido a la gran torre eucarística que, realizada durante ocho primaveras por Enrique de Arfe, ha brillado con el mismo resplandor que todos los primaveras.