19 años de cárcel para el sargento de la Guardia Civil que violó durante años a una subordinada dejándola embarazada


Se confirma la condena del Tribunal Supremo de 19 primaveras de prisión para un autoritario de la Guarda Civil que violó y acosó profesional y sexualmente a lo espacioso de cuatro primaveras a una agente subordinada suya en un cuartel de Molina de Segura (Murcia). Le pidió desgraciar al quedarse gestante: “Eso lo sacas de ahí”.

La Sala de lo Marcial ha rechazado los seis motivos del expediente de casación aportado por el condenado contra la sentencia del Tribunal Marcial Territorial Primero que le impuso la pena de 19 primaveras de prisión. En concreto, por un delito consumado y continuado de violación en concurso ideal con un delito de lesiones psíquicas graves (13 primaveras y medio de prisión), y por dos delitos continuados de injusticia de autoridad en su modalidad de trato degradante a inferior (2 primaveras y diez meses de prisión) y en su modalidad de maltrato de obra a inferior (2 primaveras y 8 meses de prisión).

La violó de forma continuada en el cuartel

Los hechos se desarrollaron desde el mes de septiembre de 2010 hasta el mes de marzo de 2015, que es la momento en la que la retén civil fue dada de desaparecido médica para el servicio. A lo espacioso de ese periodo de tiempo, el autoritario condenado la violó de forma repetida en el cuartel y en casa de ella, según precisa la sentencia.

Las funciones del autoritario eran las de superior del Radio de Prevención de la Delincuencia y superior del Radio de Atención al Ciudadano, orgánicamente dependiente la Oficina de atención a las víctimas de violencia de existencias (Viogén), precisamente el unidad en el que la víctima estaba destinada.

Llegaba a cambiarle los horarios

Cunado la retén civil no accedía a lo que el autoritario le pedía, llegaba a cambiarle los horarios de los servicios y le asignaba funciones que no eran las suyas.

Se quedó gestante y la empujó contra la albarrada

Los hechos revisten tal pesantez que, cuando la mujer le comunicó un día en su casa que se había quedado gestante, el autoritario, quien está casado y tiene dos hijos, la empujó contra la albarrada de la cocina, poniéndole las manos en el pecho y diciéndole “no me vas a estropear la vida, ni vas a estropear a mi grupo, eso lo sacas de ahí, lo quiero fuera de ahí“. Por otra parte, durante estos primaveras en los que se sucedieron los hechos, el autoritario le enviaba correos de índole sexual, humillándola, cosificándola e insultándola.

Los hechos declarados probados “reflejan pluralidad de agresiones sexuales”

Según la sentencia, ponencia del magistrado Fernando Marín Castán, los hechos declarados probados “reflejan pluralidad de agresiones sexuales, vejaciones constitutivas de trato degradante y maltratos de obra del superior jerárquico sobre la misma víctima subordinada, que se ejecutan en el entorno de unas relaciones sexuales con prevalimiento no consentidas y de injusticia de autoridad, prolongadas en el tiempo”.

Estas conductas se produjeron “no de forma aislada sino sostenida en el tiempo; (…) y aprovechando el procesado la ocasión que le brindaba la relación de superioridad jerárquica sobre ella, llegando a obtener el sometimiento de la víctima a sus requerimientos sexuales mediante repetidos actos de trato degradante, insultos, amenazas e incluso maltratos físicos de obra”.

La Sala considera probado que estas relaciones sexuales no queridas por la retén civil y que abarcaban “frecuentes tocamientos, besos, en el centro de trabajo, así como penetraciones por vía vaginal y, en ocasiones, oral, se producían inicialmente en el domicilio de la víctima”. Por otra parte, se sabe cómo se producían. En ocasiones, el autoritario seguía a su subordinada al retornar a casa tras el trabajo y, si ella cambiara de ruta, el autoritario le increpaba, “a casa derecha y sin jueguecitos”.

Se presentaba en la vivienda de orto

En otras ocasiones, según precisa la sentencia, iba hasta la vivienda de orto, llamando de forma insistente al telefonillo, en presencia de lo que ella le pedía “que se marchara, diciéndole que iba a despertar a su hijo pequeño de años y a los vecinos y que la dejara en paz”. A pesar de esto, “el procesado no dejaba de pulsar al timbre, procediendo finalmente la retén civil a desplegar la puerta, tras lo cual el procesado la forzaba a ayudar relaciones sexuales pese a la expresa negativa de ella, que le decía que le dejara; inmediatamente a posteriori de consumar la penetración se marchaba”.

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