La mujer, en su información, manifestó que ese día ella estaba en casa y llegaron los acusados, quienes llamaron a la puerta. Cuando ella abrió, según dijo, la empujaron tirándola al suelo y dos de ellos la sujetaron para que no se levantase. Por otra parte, apuntó que los denunciados la sacaron fuera y, aprovechando un pequeño desvanecimiento, le quitaron las llaves.
“Mi mujer se desmayó y dos de los acusados la cogieron de los brazos, la sacaron fuera”
Por su parte, su pareja, el otro inquilino, explicó su interpretación: “Me desperté con un chillido de mi mujer que gritaba ‘¿Qué hacéis?’ y cuando me di la revés vi a uno de los acusados (señalando a Jaime) en la habitación, me cogió y me levantó”. Como consecuencia, indicó, se golpeó con la cama y se hizo daño. En este sentido, apuntó que no pudo hacer ausencia para defenderse de su atacante. “Al verlo, pensé que hacía algún tipo de arte marcial”, explicó. “Mi mujer se desmayó y dos de los acusados la cogieron de los brazos, la sacaron fuera y la apoyaron contra la horma”, añadió.
Él y su pareja se vieron, señaló, fuera de la casa sin llaves y sin móvil. “Suerte que no estaba nuestra hija de cinco abriles”, añadió. Por estos hechos, manifestó, su mujer sufrió una luxación en el codo. Esta lisiadura provocó un amplio debate en el sumario, nadie negaba su existencia, pero estaban en desacuerdo con el origen de la misma. La imputación esgrimía que fue como consecuencia del suceso mientras que las defensas sostenían lo contrario. “Hay un fingimiento, no de la luxación, que la tiene, sino del origen”, afirmó uno de los letrados.
El forense, en su prueba, no pudo sostener siquiera cuál es el origen de dicha luxación, aunque indicó que “es muy raro que desde el momento auténtico tuviese esa acotación”. De hecho, apuntó: “Una explicación que le puedo encontrar es que sea de arranque”.
Carlos, uno de los acusados, indicó que el día de los hechos fue a la vivienda con Iván, aunque no con Jaime, al que manifestó no conocer. “No le tocamos ni un pelo, esa es la gran verdad”, aseguró. Por otra parte, explicó que iban con la intención de aparecer a un acuerdo con los inquilinos para que se marchasen. En esta radio, Iván testificó que los dos denunciantes se querían ir a otra casa a poblar, por lo que “le llevábamos la fianza más una parte del locación, 700 euros en total”. Delante esta situación, indicó que los inquilinos “nos dijeron que le diésemos el parné que ya se irían”. De hecho, Carlos explicó que a posteriori de los hechos incluso “firmamos un pacto y se quedaron dos o tres meses más”.
“Se dejó caer al suelo”
Acerca de qué pasó ese día, Iván aseguró que la víctima les abrió y que en un momento hexaedro “se alteró y de repente se dejó caer al suelo, incluso nos preocupamos por ella”. Sobre la décimo de Jaime, indicó que no llegó a entrar ni en la casa y que solo estaba allí por casualidad. El propio Jaime avaló esta información indicando que él nunca accedió a la vivienda, ya que se quedó en el taller que se encontraba amoldonado al banda. “No me di cuenta de que pasaba poco hasta que llegó la Policía”, indicó.
De los tres acusados, solo Carlos utilizó la última palabra. “Todo esto es una treta para quedarse con el parné”, aseguró. Tras ello, la jueza dio por finalizado el sumario y el caso quedó trillado para sentencia.