Los delincuentes se ponían en contacto con las víctimas para proponerles un acuerdo, y controlar el precio de negocio de palés. Si las víctimas se negaban, sufrían amenazas e, incluso, les incendiaban sus negocios. Los detenidos no se andaban con contemplaciones. Les enviaban por WhatsApp mensajes amenazantes. Si algún patrón compraba palés a precios superiores a siete euros les enviaban mensajes en los que bajo amenazas le decían, por ejemplo: “Va a hacer frío, habrá que ir pensando en molestar poco“. El total de los daños asciende a aproximadamente 600.000 euros.
Así ha sido la investigación
La investigación arrancó hace un año tras un incendio intencionado en una empresa dedicada al tratamiento de madera y distribución de palés en Ibi (Alicante). En total se quemaron cuatro camiones, la estructura quedó afectada y los daños materiales ascendieron a un valencia contiguo de 250.000 euros. En este ataque a este almacén es donde los investigadores encontraron dos garrafas de plástico, una de ellas derretida, la otra se salvó y rescataron una ceremonial del precio del envase.
Preguntaron a los fabricantes de etiquetas, normalmente usadas en bazares chinos, y limitaron sus clientes a Murcia, Valencia y Madrid. Había una treintena de posibles compradores de esas etiquetas naranjas. Acotaron la investigación cuando obtuvieron las matrículas de los vehículos usados por los delincuentes que circulaban la incertidumbre de los hechos. Cuando cruzaron la información de los coches, dos vehículos circulando de Madrid a Ibi y de Ibi a Madrid entre la una y las dos de la alba, pudieron determinar que la tienda donde se compró estaba en una ciudad al noreste de Madrid, y que era un establecimiento chino. Obtuvieron el recibo de la negocio de las garrafas. Tres días antiguamente de molestar el almacén en Ibi, dos personas las habían comprado. Ya tenían muchos datos para la detención, pero los osadía no fueron sencillos. Eran seis componentes de una partida más conocido como un cártel, tres mujeres y tres hombres, con parentesco normal entre ellos y se tapaban los unos a los otros.
La partida ha llegado a prender almacenes de madera y palés en Almassora, Quart de Poblet, Fuenlabrada. El negocio de los palés puede ser tan productivo como la chatarra o el cobre, pero en este caso, sospechan los investigadores que su principal objetivo era obtener facturas falsas de los empresarios para blanquear plata de otro tipo de negocios. El cártel de los palés está en voluntad con cargos a la prórroga de seso.
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