«No se descansa; es de lunes a domingo»


Seis de la mañana. Sitio de La Carencia, muy cerca de Montalbán de Córdoba. Juanjo Cañero López, un mozo pastor de 22 abriles, empieza su recorrido. El madrugón es para evitar el calor. En épocas más frescas se puede permitir el postín de comenzar sobre las ocho. En torno a de 700 ovejas aguardan para realizar su reconvención buscando víveres. Coincide, adicionalmente, con una de las épocas del inicio de corderos.

Y todo ello con previsiones del tiempo que ya apuntan a los 40 grados. Un día duro de tantos días duros en el interior de un trabajo que tan pronto como conoce el refrigerio. En esta zona sólo quedan otros cabreros y, en común en la provincia, muy pocas personas ya dedicadas a esta profesión, casi todos muy mayores y cercanos a la existencia de la subvención. ¿Sería precipitado asegurar que Juanjo es uno de los últimos pastores de Córdoba?

Para remediarlo se puso en marcha la Escuela de Pastores, coordinada por el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa), que precisamente esta semana ha clausurado su XII tiraje en Los Blázquez, lugar situada en la parte noroccidental de la provincia de Córdoba.

Juanjo Cañero fue estudiante del curso impartido en el año 2021. Procede de grupo de ganaderos. Su padre fundó la manada Cañero-López hace 25 abriles sin provenir del sector. Y lo hizo con cuarenta ovejas que han ido creciendo con los abriles hasta esas siete centenas.

El contorno de la manada Cañero-López, como explica Juanjo Cañero, tiene cerca de de tres fanegas, medida ya en desuso. Cada una de ellas equivale a unos 6.600 metros cuadrados, aunque puede variar poco según la región. De hecho, en Andalucía Occidental y en la zona ideal suele equivaler a poco menos, unos 6.440 metros cuadrados. Hablamos en cualquier caso de una superficie de casi 20.000 metros cuadrados.

Se proxenetismo de una explotación semi-intensiva. Las ovejas cuentan con sus instalaciones y luego salen a pastorear por la finca y igualmente al foráneo. «Sobre todo vamos por arroyos y por zonas donde han instalado placas solares, para que no salgan ardiendo», explica.

En las escuelas se forma sobre trámites, sanidad y facturación a personas que casi siempre son de grupo de ganaderos

Son las empresas de energía las que se ponen en contacto con el pastor para que las ovejas realicen ese trabajo de honradez. Hay que tener en cuenta que cada vez hay más zonas en el campo andaluz con este tipo de instalaciones que requieren de este tipo de servicios.

Las ovejas de este hato pertenecen a dos razas, la segureña y la conocidísima merina. «La segureña es una oveja más fina, con menos borra, mientras que merina es más pespunte y tiene más borra, igualmente sus crías cuajan de forma distinta», asegura.

Aunque tiene perros, tan pronto como los utiliza para conducir o proteger el hato. No le son necesarios correcto a las características del contorno donde se alimentan, normalmente vallado, y la partida de peligros. «Estas ovejas son fáciles de conducir siempre que eches horas». Y por horas que no falte.

Desidia de jubilación

Esa es una de las principales causas que desemboca en la descuido de jubilación generacional. «Aquí no se descansa, el horario es de lunes a domingo, los 365 días del año, a lo mejor el domingo, alguna fiesta o Navidad vienes menos horas, pero venir, tienes que venir todos los días», afirma.

Cañero rememora la situación de su padre, José Cañero, que tuvo más mérito aún, pues llegó a combinar el trabajo del pastoreo y la manada con la Alcaldía de Montalbán entre los abriles 2007 al 2011. Por su parte, la hermana de Juanjo ha preferido dedicarse a la Botiquín.

El negocio de Juanjo Cañero son los corderos. Actualmente están en época de paridera, que es el periodo de tiempo comprendido entre el parto de la primera hembra de un partición y la última. Adicionalmente de ese final de la primavera, hay paridera en septiembre y enero.

«En cada paridera nacen entre 200 y 300 corderos. La mayoría van para la liquidación, excepto alguna cría que me quede por su buena genética como religiosa», asevera. Los corderos se venden en zonas de Los Pedroches y, fundamentalmente, en la galería de Bomba o en Mercamurcia.

Las empresas que tienen placas solares piden que las ovejas vayan para comerse la manto vegetal y evitar el peligro de incendios

¿Y la borra? «Ya no la quieren, hay que regalarla o tirarla. Hemos pelado en abril, fuimos a llevarla y no la quisieron porque tenían la nuestra de hace tres abriles, todas las naves tienen borra de hace tres o cuatro abriles», cuenta.

Pero ¿qué llevó a Juanjo a inscribirse en un curso de pastor si podía acogerse a las conocimiento de su padre desde pequeño? Paradójicamente la mayoría de los alumnos son de grupo ganadera. «La producción ganadera es cada vez más profesional, está llena de trámites burocráticos, sanitarios o facturación, y ellos vienen a desplegar fronteras, como conocer otras explotaciones, a veterinarios, asociaciones o ir a congresos», detalla una de las coordinadoras, Verónica Cruz.

«El curso incluye temas como víveres, reproducción, sanidad, contabilidad, empresa agraria o instalaciones», prosigue. El propósito es que el pastor sea en efectividad un patrón completo y universal «siempre desde el enfoque de la manada extensiva».

Es asegurar, aprenden más sobre ciertos conceptos empresariales o administrativos. Lo más difícil del trabajo es para Juanjo Cañero estar irresoluto de la lozanía de las crías cuando paren las ovejas. ¿Y lo mejor?: «Estar aquí, el día que vengo menos lo echo en descuido». Y eso a pesar de la dedicación necesaria tan exhaustiva.

Sólo el tiempo dirá si Juanjo, a pesar de su lozanía, es uno de los últimos pastores de Córdoba y en un futuro habrá que inquirir nuevas estrategias, o si prende de nuevo el espíritu de esta profesión gracias al ímpetu de las nuevas generaciones. Lo que está claro es que este montalbeño lo lleva en la matanza.

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