Aunque la etimología es muy discutida, muchos autores aceptan que el nombre genérico verbascum, utilizado ya por Plinio, deriva del latín barbascum que significa “barba”, en remisión a la rico ve llosidad que recubre toda la planta. El epíteto simplex proviene del latín y significa “simple”.
En el primer año de su ciclo vivo, a partir de una raíz robusto, aparece una roseta de hojas basales cortamente pecioladas, grandes y elípticas, enteras o con algunos dientes redondeados en su beneficio y densamente cubiertas de pelos que le dan un aspecto velloso; en el segundo, en el cual alcanza la reflexión, brota un tallo extenso tieso, simple o ramificado, finamente saliente y a veces muy robusto, que puede aventajar hasta los dos metros de prestigio, con rico pelusa grisácea plateada o blanquecina. A lo extenso de este tallo se asientan numerosas hojas en modo alterno, no pecioladas, más pequeñas y de forma oval lanceoladas, festoneadas o dentadas, recubiertas, al igual que toda la planta de un densa vellosidad, dándole un aspecto aterciopelado. Son verde oscuras por la parte superior y verde agrisado en la parte inferior. Recogen el agua de la tormenta y la canalizan en dirección a las hojas inferiores y las raíces. Sus numerosas flores, de color amarillo dorado, crecen agrupadas en largos racimos o espigas apicales, simples o ramificados. Florece desde mediados de primavera hasta adecuadamente entrado el verano. El fruto es una cápsula bivalva ovoide globosa que contiene numerosas semillas de color parduzco en su interior. Crece en campos incultos, taludes, bordes de caminos y carreteras, arenales costeros y terrenos pedregosos de zonas soleadas.
El tipo verbascum comprende más de trescientas especies. De entre ellas, el descrito verbascum simplex es mucho menos rico que el más global verbascum thapsus. Sin incautación, mientras verbascum simplex se encuentra más o menos dispersa por todo el condado gallego, verbascum thapsus solamente ha sido identificada en la provincia de Ourense. Ambas pueden confundirse fácilmente. Para su identificación se debe tener presente que las inflorescencias de esta última llegan a ocultar todo el tallo floral, cosa que no sucede en la primera.
En la Antigua Roma se usaba el tallo seco del verbascum thapsus como hachón, motivo por el cual la planta fue denominada como vela del rey. A su vez, las mujeres se servían del pigmento amarillo contenido en las flores para teñir el pelo de rubio. Tanto Dioscóri des como Plinio empleaban la planta para tratar problemas pulmonares, mientras que Hildegarda de Bingen la consideraba excelente para las terapias de voces bajas. En la medicina tradicional con sus flores se hacían infusiones, pues dadas sus propiedades expectorantes eran remedio para casos de bronquitis, tos, inflamación de la gaznate y otras enfermedades respiratorias. Se empleaban además por sus propiedades astringentes y como calmantes de la ansiedad. El unto de gordolobo, obtenido al ablandar al sol las flores en unto de oliva durante un mes, se empleaba para curar el dolor de oídos. Para estos fines se recolectaban las flores tan pronto como aparecían y se utilizaban frescas o secas.
Con sus hojas, una vez cocidas, se hacían emplastos y compresas humedecidas, para tratar dolores de rodillas o hemorroides. Todavía se usaban para tratar el asma, fumándolas en cigarrillos o en pipa, para lo cual debían recogerse a principios de verano y secarlas en lugares sombríos y ventilados. Los gordolobos se usan como planta ornamental en cultivo.
El gordolobo aparece en algunos cuadros de Michelangelo Merisi, el Caravaggio, que tienen como sujeto a San Juan Bautista, tales como el que se conserva en los Museos Capitolinos de Roma o en la Cate dral de Toledo.
En Galicia se han identificado encima otras especies de este tipo, tales como: Verbascum blattaria en las provincias de A Coruña y Lugo, Verbascum boerhavii en la de Ourense, Verbascum pulverulen tum en las de Lugo, Ourense y Pontevedra, Verbascum simplex de guisa muy dispersa en las cuatro provincias gallegas, Vervascum si nuatum en las de A Coruña y Pontevedra, cuya raíz se ha utilizado en la medicina tradicional como cicatrizante, y Verbascum virgatum en todas las provincias gallegas, aunque poco rico.