“¿Por qué sólo puede haber una nación en un Estado?” se pregunta el Lehendakari, que insiste en su “convención constitucional”.
El lehendakari Urkullu ha abierto el debate parlamentario que abre el rumbo político y prácticamente la precampaña vasca con un alegato hacia el reconocimiento de la “plurinacionalidad” de España. “Tras las elecciones generales se abre una nueva etapa”, afirma Urkullu, el representante institucional del PNV que, sin embargo, no participa directamente en las negociaciones con el PSOE que mantiene el presidente nacionalista Andoni Ortuzar.
El Lehendakari afronta los últimos ocho meses de su tercer mandato con una “hoja de ruta país” con la que pretende incrementar el autogobierno vasco y en la que mezcla decisiones de ámbito autonómico con las de carácter estatal. El primer objetivo adelantado hoy por Urkullu será la constitución de una “comisión bilateral” de negociación con el futuro Gobierno de España para alcanzar las veinte competencias pendientes que Sánchez se comprometió a negociar en febrero de 2020. El Lehendakari ha destacado la consecución de la titularidad de los centros penitenciarios y el Ingreso Mínimo Vital (IMV), incorporado como prestación dentro de las ayudas sociales vascas.
Urkullu ha denunciado que durante el último año y medio Sánchez no ha respondido a ninguna de las propuestas de traslado realizadas desde Euskadi en materias como salvamento marítimo, meteorología o migraciones y ha anunciado que hoy se han enviado nuevas solicitudes para el traslado del el puerto de Pasaia y los paradores nacionales, entre otros.
Urkullu, además, insiste en la petición de una “convención constitucional” como “metodología de trabajo”; una propuesta que el resto de grupos vascos han rechazado con cierta indiferencia. Pese a ello, esta “convención constitucional” facilitaría el reconocimiento de que España es “un Estado compuesto, plurinacional de hecho, aunque no de derecho”.
El Lehendakari atribuye el carácter de “Nación” a aquellas comunidades con “lengua, cultura o historia” en las que hay “mayorías que se perciben así”; una referencia a Cataluña y Euskadi.
Mucho más ambiguo es el enfoque del Lehendakari ante el acuerdo en Euskadi sobre un ‘nuevo estatus’, uno de sus objetivos desde que asumió el cargo en diciembre de 2012. Once años después, Urkullu vuelve a posponer la búsqueda de un acuerdo en el País Vasco sobre el modificación del Estatuto de Gernika. “Los meses que faltan para el final de la Legislatura no son un momento propicio para llegar a un acuerdo, pero sí para prepararlo”, subrayó. El ‘nuevo estatus’ sigue congelado en el Parlamento Vasco después de que el PNV pactara sus “bases y principios” con EH Bildu y confirmara el rechazo frontal del PSOE vasco y del PP de Carlos Iturgaiz.