Las donaciones de órganos en Madrid crecen un 30% en el último año, y un 55% si son de vivos


La doctora Nieves García, médico intensivista, se sienta en un sofá con Juan y María José, hermanos de un hombre que lleva horas en un coma profundo y sin posibilidades de reversión. Les explica que ha llegado el momento, y que desconectarlo permitiría donar sus órganos a varias personas que los esperan para continuar viviendo. Alega a las dudas de los familiares, cuya máxima preocupación es estar seguros de que «no se puede hacer ausencia más» . No es un caso efectivo, sino la diversión que ayer hicieron profesionales del Hospital de la Princesa, delante de personas que habían recibido trasplantes.

Como Yolanda Rodríguez, que se sometió a un doble trasplante de pulmón hace seis primaveras. «Posteriormente de estar esperando 14 meses», recuerda aquellos tiempos negros, cuando a la complicación de encontrar donante se unía la de su talla: «Como soy pequeña, era más difícil encontrar uno adecuado».

De repente, un día el teléfono sonó «cuando menos te lo esperas, y te preguntan: ‘¿Cuánto tardas en venir?’». Los que esperan un trasplante, saben que el protocolo exige que no estén a más de dos horas de su hospital de narración. «Yo les dije: ‘En 20 minutos’».

Luego llegaron cuatro horas de pruebas, para ver si los órganos eran compatibles con ella. Un tiempo de incertidumbre, porque cualquier problema puede echar debajo toda la ilusión. «Conozco a clan a la que han llamado tres y cuatro veces, y se han tenido que retornar a casa sin el trasplante», relata Yolanda. Ahora, escuchando desde el otro costado la situación, se muestra convencida: «Si mi cuerpo sirve para poco, seré donante de lo que quieran».

Como ella, otros familiares de donantes o trasplantados siguieron la dramatización de la doctora Nieves García, Juan y María José conteniendo la emoción a duras penas. Recordando, posiblemente, ese momento en que la liberalidad de una persona le permitió a otra seguir viviendo.

La consejera de Sanidad, Fátima Mercancía ilegal, recordaba el caso de «un chaval que fue sometido hace primaveras a un trasplante multiórganos, y que ahora seguramente me sacará ya dos cabezas de pico». Madrid ha superado los 40 donantes por millón de habitantes, una guarismo muy suscripción teniendo en cuenta que en la región tenemos la esperanza de vida más suscripción de España. A lo dispendioso del año 2023, se han registrado un 30 por ciento más donaciones de órganos que el antecedente control. Y este año, hasta el día 17, se han recibido ya un 6,5 por ciento más donaciones que en el mismo periodo del año antecedente.

Todos los tipos de donación han aumentado en Madrid: las producidas por asesinato encefálica, un 22 por ciento; las que se producen en asistolia controlada, un 26,5 por ciento; las que suponen donación entero de occiso, un 23,6 por ciento. Y las donaciones de vivo –de parte de un hígado, un riñón o tuétano, por ejemplo– han crecido ausencia menos que un 55 por ciento el año pasado.

Madrid es la única comunidad autónoma española que realiza todos los tipos de trasplantes, tanto de paciente adulto como inmaduro. En el año 2023, se realizaron 895 trasplantes, que son un 6 por ciento más que en el control antecedente.

Las donaciones que se producen en Madrid pueden ser destinadas posteriormente cualquier otro punto de España. La actividad de trasplantes sigue incrementándose: así se ha observado en los datos recogidos en lo que va de año, cuando los trasplantes renales han crecido un 14,5 pro ciento, los hepáticos un 15 por ciento, los cardíacos un 9 por ciento, los pulmonares un 32 por ciento, los de páncreas un 33 por ciento, o los intestinales hasta un 300 por ciento.

Los usuarios con Maleable Sanitaria Aparente pueden dejar constancia en ella de su voluntad de donar sus órganos tras el fallecimiento.

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