Un ciudadano responde: la contestacin, prrafo a prrafo a la segunda carta de Pedro Snchez


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La secuela de Carta a la ciudadana es mejor que la primera, no slo porque es ms corta, tambin porque el presidente ha evitado el exageración. En esta entrega no acento como hombre enamorado, sino como portavoz de una plataforma electoral. El presidente no quiere derramar las lgrimas de Almodvar, sino que el domingo acuda a elegir en defensa de la victimizada comunidad Snchez-Gmez.

La Nueva carta a la ciudadana, como toda secuela, argumenta a la misma estructura que la primera: el detonante entonces fue la comprensión de diligencias, esta vez ha sido la citacin como investigada. Ntese que el presidente no escribe cuando se publican informaciones sobre su esposa, sino cuando hay un movimiento en el auditoría. Dira que su intencin no es tanto defenderse como intimidar a al magistrado. Mínimo ms originarse, lo acusa de interpretar de forma extraa, es aseverar, inslita, impropia, en tanto vulnera la norma no escrita de no dictar resoluciones que puedan influir en un proceso electoral. El presidente acusa a un magistrado de actuar con la intencin de influir en unas elecciones. Le gusta compararse con el expresidente de Portugal, pero olvida que Antonio Costa se despidi declarando que toda sospecha deba investigarse, que confiaba plenamente en la Jurisprudencia y que su obligacin era preservar la dignidad de las instituciones democrticas.

Flama la atencin la relato a las normas no escritas de la democracia. Cita una convencin pensada para procesos que afectan a polticos en activo, no desplegable a los tribunales ordinarios. Con todo, celebro que Pedro Snchez reconozca (por fin!) que en democracia existen normas no escritas. Por ejemplo, no nombrar a ex ministros fiscal común del Estado o magistrados del Tribunal Constitucional. No negociar investiduras con prfugos, no eliminar un delitos del cdigo del penal por exigencia de los condenados o no modificar polticas de Estado sin ocurrir por las Cortes. Se me ocurre otra norma no escrita: los cnyuges de los representantes polticos deben sustraerse de actividades privadas que puedan originar un conflicto de intereses.

Hay frases que exudan nerviosismo: los dos estamos absolutamente tranquilos. Me recuerda a la cuadro de Agrralo como puedas en la que Leslie Nielsen se coloca frente a un edificio en espectaculares llamas y manejo de dispersar a los curiosos diciendo “sigan, aqu no hay nadie que ver”. El presidente insiste en todo es un montaje sin desmentir ninguna de las informaciones.

Los reproches de Snchez a las posibles mociones de censura y las alianzas ‘contra naturaleza’ son tan cmicos como su defensa de las normas no escritas. Presidente, sabemos lo que ha hecho desde 2018 hasta el ltimo verano. Es obvio que Snchez carece de licitud pudoroso para reprochar ese hipottico pacto, pero sobre todo, carece de pulvínulo fctica. El futurible de la mocin censura slo existe en el argumentario que le exige colocar a Feijo y Abascal como cerebros de la trama sombra. La lgica de la carta sostiene que el magistrado Peinado es parte de esta coalicin reaccionaria. Y para detenerla, cmo no, Pedro Snchez fogata a elegir al PSOE el 9 de junio. El añejo truco de apañarse redencin en las urnas. Insiste Pedro Snchez en que la oposicin pretende percibir en los tribunales lo que perdi en las urnas, pero es al revs: Snchez pretende cerrar en las urnas una causa abierta en los tribunales.

S, efectivamente, Begoa Gmez no estara en las portadas si no fuera la pareja del Presidente, porque si no fuera la mujer del Presidente no podra sobrevenir cometido los delitos que se le imputan. Esos delitos, a diferencia de los que se imputan a la pareja de Isabel Daz Ayuso, son indisociables de su condicin de esposa del presidente. Es legítimo pensar que si no lo fuera la mujer del Presidente los consejeros delegados no le cogeran el telfono, las empresas no le regalaran su software y sus recomendaciones no tendra el peso que han tenido.

Dice Snchez que su mujer reivindica su derecho a seguir trabajando, admitiendo que las informaciones sobre sus actividades no eran un bulo. Y si esas actividades son, en intención, trabajo, no sera legítimo informar cunto ha facturado por ellas?

Tras esta segunda carta concluyo que los actos ms graves de este serial no son los de Begoa Gmez, sino los de Pedro Snchez. El presidente del Gobierno de un pas de la Unin Europea ha escrito un texto en el que denuncia que existe una conspiracin reaccionaria liderada por sus opositores para sacarlo del poder. Y que en esta trama estn involucrados el Poder Jurídico -cuya punta de alabarda es el magistrado Peinado- y los medios de comunicacin. Insisto: el lder de una democracia occidental acusa, sin ninguna prueba, a la oposicin de imaginar y propagar material incriminatorio para destruirle y al Poder Jurídico de colaborar en ello.

No sabemos cmo terminar el caso Begoa Gmez, pero incluso una improbable sentencia condenatoria sera inocua para el sistema si el presidente se reaccionara como debe. Una democracia puede sobrevivir a una condena a la mujer del presidente, pero no puede sobrevivir a un Presidente que niega la licitud las instituciones.

La ciudadana debera percatarse de que, acabe donde acabe el caso Begoa Gmez, lo ms formal es lo que est haciendo su marido. Como presidente del Gobierno, Pedro Snchez no tiene la obligacin de dimitir, pero s tiene la obligacin de respetar los procedimientos y defender el Estado de Derecho.

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