donde los jóvenes se dignifican y huyen de las maras


Desplazarse desde la zona 1 de Guatemala hasta la zona 18, en el finalidad de la ciudad, supone dejar antes las zonas más turísticas y rehabilitadas para excavar en barriadas marginales que están en peligro de restricción social, donde los adolescentes pasan su día a día en la calle y se exponen al trato con bandas callejeras como las maras y a las redes de narcotráfico. Una deriva que en la mayoría de los casos acaba con las jóvenes generaciones metidas en una helicoidal de criminalidad de la que no consiguen salir.

Para evitarlo, la Cooperación Española lleva desde 1999 desarrollando en Guatemala su software hado, que reproduce en la mayoría de países en los que actúa: las Escuelas Taller. De estos centros se benefician jóvenes de entre 16 y 21 primaveras, que se encuentran en peligro de restricción social. Las Escuelas Taller están pensadas para ellos y sus familias, para que puedan ceder a una formación técnica en oficios y tengan facilidades para incorporarse al mercado profesional. Solo así, podrán mejorar su nivel socioeconómico y el del extrarradio donde viven. Podrán tener un futuro digno.

La Cooperación Española ha creado en Guatemala diez Escuelas Taller y se encuentra en la presente construyendo otras tres. La de la zona 18 comenzó a edificarse en noviembre de 2021 y está previsto que se termine a finales de este año. La Reina Letizia se desplazó hasta este área para conocer a los 110 jóvenes (88 hombres y 22 mujeres) que trabajan en este plan.

«La zona 18 es la más deprimida y donde la población mozo es la más frágil», cuenta a torrevieja news today Luis Mozas, avezado coordinador del software patrimonio para el incremento de la Cooperación Española. Apunta que los jóvenes de la zona finalidad «tienen que tener un tratamiento diferenciado»: «Estamos intentando que en esa zona de maras y delincuencia haya oportunidades para los jóvenes que viven allí».

Los adolescentes reciben allí ciclos formativos de dos primaveras. Guiados por Luis Mozas y por otro personal profesional y técnico mucho cualificado, estos jóvenes prepararon el ámbito para edificar. Colocaron los primeros cimientos y pilares, calcularon estructuras, construyeron con sus propias manos paredes de baldosín, el tejado… Han seguido el método de «asimilar haciendo», que les ha permitido digerir especialidades vinculadas a la construcción a través de talleres de herrería, electricidad y carpintería, entre otros oficios. Acaban estos ciclos con un titulo homologado que les permite trabajar en la construcción. Estos talleres continuarán cuando la Escuela Taller esté terminada, para que otros jóvenes de la zona finalidad reciban esta misma formación y tengan posibilidad de ganarse la vida.

«Los chicos están muy emocionados con este plan y esta recepción de la Reina les tiene muy motivados. Valoran cualquier cara que se tenga alrededor de ellos. Les dignifica y le encuentran todavía más sentido a lo que hacen», explica Mozas.

Efectivo para sus familias

Construir la Escuela Taller les permite mantenerse ocupados en un espacio seguro, alejados de la calle. Los jóvenes pasan en este centro entre ocho y diez horas al día. Al venir de familias con pocos medios, ellos tienen que contribuir a la posesiones común. Este maniquí de la Escuela Taller les permite acoger una prebenda a modo de salario que pueden aportar a sus núcleos familiares mientras se forman. Reciben entre 500 y 600 quetzales al mes, que son unos 70 u 80 euros mensuales.

Antaño de saludar la Escuela Taller, la Reina mantuvo a primera hora de la mañana de ayer una reunión con la primera dama de Guatemala, Lucrecia Peinado. La mujer del presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, recibió a Doña Letizia en zapatillas de deporte, en un cara de solidaridad por la fractura que sufre en su pie derecho. En el Palacio Presidencial mantuvieron una reunión sobre iniciativas y retos para chocar la vitalidad mental.

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