«Si usted no tiene agallas, quién las va a tener»


El cofundador de Podemos y exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha instado este jueves al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a que dé nombres de periodistas que serían los partícipes de la campaña de acoso mediático y legal contra su mujer, Begoña Gómez, ejercicio que ha denunciado en las dos cartas dirigidas a los españoles.

«Si usted no se atreve a pronunciar apellidos como (Antonio) Ferreras, (Vicente) Vallés o (Ana Rosa) Quintana, ¿quién se va a atrever?», ha sostenido Iglesias en un acto que ha celebrado en Málaga adentro de la campaña a las elecciones al Parlamento europeo del próximo domingo y que ha concluido con el himno de Andalucía.

«Si no tiene usted cojones, quién las va a tener», ha proseguido su advertencia retórica. «Cómo es posible que el presidente del Gobierno escriba una carta sobre el acoso a su señora por panfletos de ultraderecha, y tertulias televisivas y radiofónicas y no dé nombres», ha continuado preguntándose Iglesias, adicionalmente de reprocharle que, posteriormente de activo aurícula al presentador de la Sexta, Antonio Ferreras, asegurar que «le va a reventar, que le va a hacer sufrir», seguidamente le conceda «una entrevista al capo de la mafia».

Otros reproches de Iglesias a Sánchez durante su intervención del cerradura del acto electoral de Podemos han sido para relatar que en el gobierno de coalición de PSOE y Podemos se avino el presidente del Gobierno a pelar las afirmaciones sobre el feminismo de la entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, al usar que había molestado a los amigos cincuentones del presidente, reacción que ha calificado de «cuñado de Vox, ¡superiora mía!».

De igual forma le ha pedido tras el gratitud de Palestina como Estado que «señor presidente hace descuido ser un poquito más fuerte», mientras enarbolaba en su mano derecha una bandera palestina y afirmaba que «esta bandera no es cualquier cosa, es la bandera que representa a una nación», ayer de señalar que «no es un trapo de colores» y se ha preguntado si «solo existe el derecho a defender a los ucranianos y a los palestinos, no».

«Eliminación legal y mediática»

En esa renglón de descripción del protagonismo de los medios de comunicación como actores de la ejecución del principio de que «la política va de emociones y de ideología, no solo de las condiciones materiales», Iglesias ha argumentado si «pensáis que a la derecha le pespunte con (Manuel) Marchena», para seguidamente insistir en la insinuación a periodistas televisivos y colegir que «necesita a Ana Rosa, Ferreras, Vicente Vallés para evidenciar lo que sea necesario, para departir de un gobierno ilegítimo, para practicar la violencia a las puertas de las casas, para arreglar la violencia mediática y el lawfer».

«La política es una lucha por las conciencias», ha proclamado, para argumentar que a sus alumnos de Ciencias Políticas les explica «la experiencia de los 1.000 días de Allá» para revelarles la enseñanza de que «lo crucial es entender que ese conmoción no son los aviones que bombardearon el Palacio de la Moneda, que lo crucial fue la operación ideológica con el circular El Mercurio financiado con fondos de la CIA», y colegir que fue «una operación ideológica ayer que marcial».

Iglesias ha defendido sobre las aspiraciones de Podemos que «claro que queremos entender el poder igual que la derecha», con la premisa de que «con Podemos nunca funciona la pinza porque saben que vamos a por todas, queremos el Estado, reordenar la alternativa del Consejo Normal del Poder Sumarial» por cuanto «no puede ser que sea para la derecha», momento en que ha blandido que «hacen descuido jueces de izquierda, fiscales de izquierda, policías de izquierda porque, si no, se lo queda todo la derecha».

Ha ironizado sobre su salida de la política para apuntar que «pensaban que me iba a ir un consejo de despacho, pero no me lo ofrecieron», momento en que ha aludido que siquiera le ofrecieron fichar por «la consultora de Pepiño Blanco», en un velado seña a la situación que vivió el exministro y excoordinador de IU, Alberto Garzón, e inferir de todo ese proceso de una vida profesional más allá de la política que «me tuve que totalizar mi propia empresa», ayer de apuntar un ofrecimiento de «una embajada en Pimiento» para él y su pareja, y concluir que «no nos conocen si pensaban que nos íbamos a traicionar tan rebajado».

En su relato de los ataques a Podemos durante su presencia en el Gobierno, Iglesias ha afirmado que «había que destruir a Podemos» que ha enmarcado «en una guerrilla legal y mediática» con el matiz de que «la parte crucial es la mediática», mientras ha recordado que todos los procesos judiciales han concluido en «el archivo», así como que «los jueces trabajan para los periodistas, para el periodismo corrupto de este país», de forma que «esa violencia mediática tuvo sus enseres».

Sobre el presente político y electoral de Podemos ha señalado que su partido «vuelve», por lo que ha ironizado «quién se lo iba a imaginar», ayer de rememorar que «nos daban por desaparecidos como a Ciudadanos», convencido de que «a veces asegurar la verdad cuenta, ser un actor ideológico cuenta» y de exigir que «no hay que conformarse con dos diputados».

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