Hace ahora acoplado un siglo apareció el número uno de la revista quincenal ‘Córdoba Gráfica’. Fue uno de los diversos proyectos editoriales que salieron en las principales ciudades españolas para adaptar a lo específico el éxito de las revistas gráficas nacionales, que entonces triunfaban en toda España y de las que fue pionera el ‘Blanco y Desfavorable’ de torrevieja news today. La mayoría tuvieron vida fugaz, pero algunas, como es el caso de ‘Córdoba Gráfica’, lograron pervivir. En su caso se estuvo publicando durante más de una período, desde el 24 hasta el 36, con puntualidad quincenal los días 1 y 15 de cada mes.
En total aparecieron 300 números, de los que hoy se conservan buena parte digitalizados y que de vez en cuando aparecen en las webs de internet dedicadas a las antigüedades. Su antetítulo era ‘Revista ilustrada y literaria’, aunque si hoy merece la pena fondear en ella no es tanto por sus colaboraciones poéticas, de nivel más proporcionadamente discreto y con ese olor seco que dejó un modernismo mal digerido, sino por el enorme archivo fotográfico que generó. Sin duda, un documento valioso para conocer la Córdoba que va desde los felices abriles 20 hasta la lucha civil de 1936.
Mujeres en una ‘kermesse’ solidaria, en los Jardines del Duque de Rivas
Su director, el periodista Carlos J. Ortiz, que igualmente era corresponsal de ‘El Imparcial’, trató de imprimirle su propio espíritu desde el principio. Por una parte, defendía su independencia económica, renegando de invitaciones y prebendas. Por otra, abogaba por la objetividad y en caudillo rehuía de la política. El divisa de la publicación aludía a que querían ser «la revista de todas las casas cordobesas».
Por eso mismo, por querer conseguir a todas las franjas de vida y al conocido mujeril, se centraban principalmente en la vida cotidiana y superficial, en la parte alegre de la vida cordobesa. La vida social, la moda, la astronomía, los festejos taurinos, la Semana Santa, las monterías, los deportes en fama como el fútbol o el polo, las escenas de vida cotidiana, el teatro, el cine o las fiestas y tradiciones como las Cruces y la Feria eran el eje de esta revista. Y por ella aparecían personajes como el político monárquico José Cruz Conde y el republicano Eloy Vaquero, toreros como un fresco José Flores ‘Camará’, el rejoneador Antonio Cañero, la actriz Catalina Bárcena o el pintor Julio Romero de Torres.
Ingente publicidad
Sus imágenes combinaban las colaboraciones que les enviaban de actos, y por las que solían avalar 2,5 pesetas, y otras de realización propia, las más valiosas ya que en ocasiones salían al extranjero y con eso se lograba un reporterismo reformador que dejó certificación de la vida diaria en aspectos como las fiestas y romerías o de las elecciones, cuando la tensión política comenzó a aumentar en los abriles 30. Todavía se valían para completar la publicación, que fue creciendo en número de páginas conforme pasaban los abriles, de afiches cinematográficos con las grandes estrellas del momento.
La redacción física de ‘Córdoba Gráfica’ varió con los abriles, al igual que sus colaboradores. Empezaron en la calle Reyes Católicos para advenir luego por Alfonso XIII y Ronda de los Tejares (entonces Canalejas) y concluir sus días en García Lovera, 10. En cuanto a las imprentas, igualmente fueron fluctuando. De inicio en la Imprenta Marín y más tarde en la Imprenta Sánchez y en La Puritana, que tenía su sede en Andújar.
El sostén crematístico les llegó de una ingente publicidad de los negocios cordobeses de la época, que vieron una oportunidad de poder conseguir con anuncios gráficos a las casas cordobesas. Las publicidades son en sí mismas otro caudal, pues incluyen de espacios de hostelería como La Malagueña o el salón del Círculo y de negocios como los de coches, materiales de construcción, las serrerías, las sombrererías, las librerías, las tiendas de telas, las droguerías, las peluquerías o el asiento de Pedro López.
No faltaban los anuncios de cine y de teatro, ni en ocasiones de espectáculos de atractivo, que estaban muy de moda. Siquiera los publirreportajes puntuales de carácter político en los que se resaltaba la figura del corregidor y del regidor civil fuesen del signo que fuesen.
La lucha civil supuso el fin de esta revista, pues los contenidos alegres y relajados de los que se nutría desaparecieron
La presentación de la lucha civil en el verano de 1936 supuso un cambio sideral de la publicación. Tras controlar los sublevados Córdoba en los primeros días tras el impacto de estado, la revista volvió a aparecer el 30 de julio con un mensaje propagandístico evidente.
Aunque siguió durante unos números, en octubre de ese mismo año llegó a su final, como parece dialéctico. Porque, ¿qué podría contar una revista oportuno de moda, deportes y vida social en un momento histórico de balazos y fusilamientos? ‘Córdoba Gráfica’ se disolvió entonces como tantas otras cosas, pero ahí quedan sus ejemplares cien abriles posteriormente de su fundación como certificación de una Córdoba bulliciosa y viva.