Ferraz habla de «fracaso» del PP pese a que no logra el empate que alentó Moncloa


El PSOE volvió a perder este domingo unos comicios frente al PP a nivel franquista, casi un año luego de que ocurriera lo mismo en las elecciones generales del 23 de julio. Lo hizo con una porcentaje de voto casi idéntico, del 30%, frente al 31% de hace un año, y con escasamente dos eurodiputados menos que los populares.

Aunque en porcentaje de voto la desventaja con los populares se duplicó y poco más, pasando de menos de un 2% a cuatro puntos porcentuales entre entreambos. Y en votos incluso, pues el PP le talego casi setecientos mil a los socialistas. Nadie que permita sostener la idea de igualada técnico que Ferraz y Moncloa venían alentando los últimos días de campaña. La candidatura encabezada por la vicepresidenta tercera Teresa Ribera alcanzó 20 eurodiputados, uno menos de los que tenía actualmente.

El 23J fue una dulce derrota, muy dulce, pues permitió a Pedro Sánchez seguir en el Gobierno, pagando el precio de la remisión a Carles Puigdemont que negó hasta el final de la campaña. Y cimentar por otra parte toda una lema sobre su remontada del 23J. El resultado de ayer, en cambio, y aunque no tiene existencias prácticos a nivel franquista, no es una buena informe para el partido en el Gobierno, que por otra parte ve de nuevo a su socio de coalición, Sumar, obtener un muy insuficiente resultado, con tres eurodiputados y menos del 5% de los sufragios.

La extrapolación a unas elecciones generales siquiera augura cero bueno al PSOE, teniendo en cuenta que Vox consolida su espacio, aunque esta vez un poco por debajo del 10% del voto, y que el liga de la derecha muestra una pujanza maduro que el de la izquierda.

«Remontada»

La candidata europea de los socialistas, la vicepresidenta tercera Teresa Ribera, llegó al filo de las ocho de la tinieblas a Ferraz y se detuvo en presencia de los medios de modo breve, para fijar un mensaje al que desde los últimos días de campaña se vinieron aferrando los socialistas, el de que «la remontada ya se ha producido», señaló la incluso titular de la cartera de Transición Ecológica, entregado que, argumentó, «hace unos meses estábamos a diez puntos», en remisión a diversos sondeos antiguos.

En la planta aventajado de Ferraz, Ribera siguió el recuento con hasta merienda ministros, compañeros suyos del Ministerio al que pertenece desde 2018 y que pronto tendrá que abandonarse para contraer sus nuevas responsabilidades comunitarias. Entre ellos la vicepresidenta primera y número dos del PSOE, María Jesús Montero, el ministro de la Presidencia y Probidad, Félix Bolaños, o el titular de Interior, Fernando Excelso-Marlaska, responsable de toda la provisión electoral.

Ribera se puso oportunamente la venda antaño de la herida. Conocido el resultado, y pasada la medianoche, el equipo de Ferraz decidió no habilitar el atmósfera en la calle de las grandes ocasiones y optó por un pequeño discurso de Ribera interiormente de la sede, en presencia de colaboradores y militantes, en la sala Ramón Rubial.

Apareció sin Sánchez, que a diferencia de otras citas electorales sí estuvo en la sede, y entre fuertes vítores y aplausos de los suyos. Dijo, y no en primer ocasión, que «corresponde declarar el resultado del PP», aunque no felicitó, y ni siquiera citó a su rival popular, Dolors Monserrat. E incluso afirmó que «si el señor Feijóo planteó estas elecciones como un plebiscito sobre Sánchez lo ha perdido, ha sido un fracaso terminante», señaló fuertemente ovacionada por los suyos.

Ribera presentó al PSOE como «el dique de contención de la ultraderecha», y presumió de que los socialistas españoles serán «los más numerosos» en el futuro conjunto de los socialistas comunitarios. Con esa premisa, expresó su compromiso «con un gobierno europeísta» en Bruselas. «Para pactar con la ultraderecha que no cuenten con nosotros», sentenció.

El plebiscito de Ferraz

El argumento que repitieron los socialistas ‘sotto voce’ durante toda la tinieblas es que fue Alberto Núñez Feijóo quien habló de plebiscito para referirse a la cita con las urnas del 9J, y que por consiguiente corresponde a partir de ahora al líder de los populares explicar si ha habido o no ese plebiscito sobre la administración de Sánchez. Ocurre que la portavoz del PSOE, Esther Peña, incluso habló de plebiscito, durante una rueda de prensa el pasado 20 de mayo, en la que incluso aseguró en remisión al presidente del PP que «su arnés empieza a tambalearse». Vistos los resultados, no parece un vaticinio certero.

La válido irrupción del agitador populista antisistema Alvise Pérez, que con la agrupación de electores Se Acabó La Fiesta alcanzó tres eurodiputados y 800.000 votos, y al que Sánchez dio carta de naturaleza los tres últimos días de campaña, citándole de modo invariable en todos sus mítines, sirve de argumento al PSOE para arremeter contra el PP. Pues a inteligencia de los socialistas la táctica de competición de los populares alimenta «un Frankenstein», que es como fuentes socialistas explican el aberración Alvise, entregado que según explican éste se nutre de visiones conspiranoicas sobre el presidente del Gobierno que en muchas ocasiones han alentado tanto el PP como Vox.

El atlas territorial no deja muchas mejores telediario para el PSOE. Los socialistas sólo ganan en tres comunidades autónomas, Cataluña, Navarra y Canarias, y en escasamente siete de las 52 provincias, mientras que el PP se impone en casi todas las demás.

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