Un estudio de la Universidad de Sichuan (China) aborda el impacto de este aberración en la población de niño y jovial. Constata que uno de cada cinco menores del planeta tiene exceso de peso. E incide en la tendencia alcista: la emblema de casos registrada entre 2012 y 2023 es un 60% anciano que la reportada en la primera decenio de este siglo.
Por ejemplo, saltarse el desayuno, la exposición excesiva a las pantallas o el tabaquismo durante el corte elevan la probabilidad de desarrollar obesidad en la infancia. Y no sólo eso, lo peor es la repercusión que pueda tener en un futuro. Los expertos advierten que la acumulación excesiva de sebo en los primeros primaveras de vida se puede perpetuar en la existencia adulta y es la puerta de entrada a otras enfermedades como la depresión y la hipertensión.
Hacer más de tres comidas al día se vinculó con un beocio peligro. “Lo que podría comprender por la teoría de que realizar varias comidas pequeñas a lo dispendioso del día es más saludable que tres comidas grandes”, dicen los autores de este estudio.
En 2015, había 107,7 millones de niños o lo que es lo mismo, el 5% de la población de niño. Adultos, más de seis millones. La tendencia ha seguido al encarecimiento.
La Alianza Mundial de la Obesidad estima que para 2025 habrá ya 310 millones de personas de cinco a 19 primaveras con esta enfermedad; y en 2030 serán 350 millones.
Los científicos de la Universidad de Sichuan revisaron más de 2.000 estudios de 154 países que involucraron a cerca de 46 millones de personas. La investigación concluyó que la prevalencia integral de obesidad en niños y adolescentes es del 8,5%, aunque hay una gran variabilidad entre regiones.
Por otra parte, han incompatible gran heterogeneidad de prevalencia entre países y factores de peligro desde dietéticos hasta comportamentales.
Los países con altos ingresos tienen cifras más altas de obesidad y sobrepeso, aunque hay diferencias entre ellos. Por ejemplo: en Estados Unidos, la prevalencia es del 18,6% y en Japón, además departamento desarrollado, roza el 4%. “Las diferencias en los hábitos alimentarios pueden influir en esta disparidad. Los países europeos y Estados Unidos a menudo prefieren una dieta de alimentos procesados. Por el contrario, en los países del sudeste oriental históricamente se ha transmitido prioridad a las dietas ricas en cereales integrales y verduras, que generalmente se consideran opciones más saludables”, afirman los investigadores.
Y otro matiz, la obesidad ya no es solo una cosa de países ricos, sino que se expande por todo el balón: en Ecuador, por ejemplo, la prevalencia está en el 12%, en México es del 16,5% y en Kuwait supera el 20%.
Además influye la obesidad materna y el tabaquismo en el corte
Más aspectos, la obesidad materna y el tabaquismo durante el corte elevan el peligro de obesidad de niño y adolescente.
Un estudio en el que además se aborda la importancia del examen físico y su influencia en la obesidad de niño. “Nuestros hallazgos además mostraron que los niños que hacían examen regularmente tenían una probabilidad mucho beocio de obesidad. Por otra parte, observamos que divertirse en el ordenador durante más de dos horas al día se asoció con un aumento en el peligro de exceso de peso, y el tiempo dedicado a mirar televisión además mostró una correlación positiva, aunque no significativa”, explican en el estudio.
Los autores ven además relación entre la exposición a pantallas y el peligro de obesidad “a través de una anciano exposición al marketing de alimentos, aumento de la comestibles sin sentido mientras se miran pantallas, desplazamiento del tiempo dedicado a actividades físicas, refuerzo de conductas sedentarias y reducción de la duración del sueño”.
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