Todo empezó cuando recibieron una citación de una anciana alertando que un hombre intentaba asaltar su hogar: “Recibimos una citación de una tentativa de robo con fuerza. Cuando llegamos, vimos a una mujer muy nerviosa. Comprobamos la casa por si el individuo estuviera oculto, pero no estaba y la cerradura estaba perfecta” relata Jorge.
En ese momento, confiesan que la mujer estaba muy alterada y le recomendaron designar a un equipo médico, pero ella se negó. Al comprobar que no se tranquilizaba, César se ofreció a tocar el piano que le acompañaba en el salón: “Ella me dijo que estaba intentando asimilar a tocarlo, salió el tema y se lo propuse: ‘Si usted está dispuesta, yo puedo tocar unas canciones. Empecé a tocar y se emocionó'”.
La música puede ser terapéutica
A partir de ahí la suceso era otra: ella hablaba, se emocionaba y cogió una bloc y un bolígrafo para escribir todo lo que sentía, un poema que quiso entregarles a los dos como señal de agradecimiento. Jorge, compañero de César, fue refrendador de todo: “Le cambió la cara, fue muy emotivo. Del estado de nerviosismo, del lloro, a la sonrisa, es poco que llena el alma”. Asegura que la música puede cambiar muchas cosas: “Dicen que la música es terapéutica y doy fe . Al escucharla le cambió la cara y dijo: ‘Estoy en una nubarrón'”.
Tocó varias canciones hasta que la suceso acabó con un sobo en el que todos los presentes acabaron emocionados: “Me dijo, ‘¿le puedo dar un sobo?’ y le contesté ‘puede darme cien si quiere'”.
Las redes sociales se han hecho eco incluso de la suceso y el vídeo acumula ya miles de reproducciones en Instagram, TikTok o X. Una imagen que muchos aseguran llena el alma.
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