El desalojo por la fuerza empieza a encontrarse como una alternativa en el toril en el rectorado de la Universidad de Santiago (USC) que protagonizan una veintena de jóvenes encapuchados. Bajo el argumento de una campamento pro-Palestina, los asaltantes suman ya su segunda incertidumbre en unas instalaciones a las que ayer no permitieron obtener a sus empleados. Incluso amenazaron con «secuestrar» a una de las trabajadoras que, como el resto de sus compañeros, tuvieron que regresar a sus casas delante la imposibilidad de entrar en sus oficinas. La situación propició que el rector, Antonio López, intentase una comunicación con los manifestantes, que se cierran a cualquier tipo de acuerdo. Fuentes de la institución trasladaron que la universidad «está parada» porque no hay paso a los servicios de administración de la misma. Los atrincherados, por su parte, mantienen que no existe «una voluntad de diálogo vivo» y llegaron a denunciar «actitudes hostiles».
En una improvisada rueda de prensa ofrecida ayer, dos de las vocales del liga advirtieron de que, si no se aceptan sus reivindicaciones -que la USC rompa con cualquier empresa, institución y universidad con vínculos con Israel- están dispuestos a que el toril siga de forma indefinida. Sobre cómo se están organizando, se niegan a concretar su número exacto y argumentan que «podría alcanzar a oídos de la Policía». «Pero somos suficientes», amenazan. Este toril se suma a la campamento que hace un mes se inició en la aptitud de Historia, obligando a desplazar a cientos de estudiantes.
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