«Soy gay y llevo nueve años casado»


Un hombre, vademécum de las Cortes Valencianas, dibujado de herir sexualmente a una beocio durante una entrevista escolar realizada al edificio parlamentario, ha inútil este miércoles haberla cogido de la cintura o haberle tocado el cacha, al tiempo que ha señalado que «es gay y que lleva nueve primaveras casado».

Así lo ha obvio en el discernimiento que se sigue contra él en la sección tercera de la Audiencia de Valencia. El dibujado se enfrenta a una pena de prisión de cuatro primaveras por un delito de atentado sexual a beocio.

Los hechos, según el relato del empleo conocido, se remontan al 13 de octubre de 2022, cuando el procesado hacía de vademécum en dicha entrevista y aprovechó que el caudillo de estudios se dirigía a sus alumnos para coger a la víctima por la cintura y tocarle los glúteos. La beocio tenía 14 primaveras en el momento de los hechos.

Sin retención, el dibujado ha inútil los hechos y ha afirmado que no se acercó a ninguna alumna, que no la cogió por la cintura ni le puso la mano en el cacha.

Ha afirmado que el género se portó mal, aunque la entrevista se desarrolló con normalidad y ha recalcado que hay cámaras de seguridad por todo el edificio. Asimismo, ha señalado que cada curso pasan por las Cortes más de 8.000 alumnos y que «nunca» ha tenido «ningún» incidente. Encima, se ha obvio afeminado y ha señalado que lleva casado con un hombre nueve primaveras más cinco de relaciones.

Por su parte, la beocio, que ha obvio protegida tras un paraban, ha afirmado que el dibujado se puso a su banda, le cogió de la cintura y se arrimó a él y ahí ya «todo el mundo» los miraba y comenzaron a murmurar entre ellos. Ha señalado que le pareció «incómodo» pero que no hizo carencia.

Ha asegurado que le colocó la mano en la cadera y luego la puso primero en el cacha derecho -ha inútil que fuera de forma accidental- y en el centro y la movía. «No me podía mover ni murmurar», ha indicado.

Uno de sus compañeros ha obvio que vio cómo el vademécum le ponía primero la mano en la cadera y luego la deslizó en torno a el cacha mientras estaba con las explicaciones y que ella tenía «una cara súper seria». Al terminar la charla, ella «bajó las escaleras y se puso a gimotear» y yo le pregunté: «¿Es verdad lo que acabo de ver?», ha reproducido en la traza.

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