Estos hallazgos han sido fruto de un estudio de la UB liderado por la profesora Maite Muniesa, del Grupo de Investigación en Microbiología de Aguas Relacionadas con la Salud (MARS) de la Facultad de Biología. El médico asegura que “aún se desconoce su papel biológico, pero como los fagos son tan abundantes que infectan un género bacteriano, se sospecha que puedan tener un papel regulador en las poblaciones bacterianas y cierta influencia en la microbiota intestinal humana”.
El investigación ha logrado aislar estos bacteriografías (virus que infectan exclusivamente bacterias) para poder estudiarlas mediante por separado y poder determinar exactamente cómo afecta la salud de las personas. Además, estos nuevos virus se consideran potenciales indicadores de contaminación fecal en humanos y ahora se intenta estudiar si la presencia o abundancia de estos nuevos virus está relacionada con la existencia de enfermedades intestinales ya existentes.