A las dos semanas ya volvía a sus clases de natación


Ian sonríe y no para apacible ni un instante frente al Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona. Nadie diría que ha sido operado de un riñón gracias a una cirugía robótica de gran precisión. El pequeño, de 10 abriles, estaba con su padre en Argentina cuando sintió “mucho dolor” porque “su riñón estaba inflamado” cuenta rodeado de periodistas y sin perder la sonrisa.

Nos cuenta que operarse fue congruo “asustante” pero que ya puede retornar a hacer baño, una de las actividades que más le gusta.

Cirugía robótica pedíatrica

El equipo de urología pediátrica del Vall Hebrón decidió operarle con la ayuda del autómata Da vinci. Este autómata, creado con tecnología de la NASA, ofrece muchas ventajas respecto a la cirugía tradicional y más precisión, que la cirugía laparoscópica tradicional.

Se proxenetismo de una forma de “equiparar una cirugía abierta con cirugía mínimamente invasiva”, nos cuenta la doctora Glòria Royo, cirugía pediátrica en Urología, “te permite trabajar en espacios muy pequeños, hacer suturas, disecciones y el postoperatorio es súper rápido”. Esta presteza la confirma su religiosa, Laia Torner, “en una semana, Ian iba a la escuela y en dos volvía a las clases de baño”.

Ian sufrió un cólico urinario durante un alucinación. En su caso, la obstrucción del flujo de orina desde el riñón hasta la vejiga “no era pecado de unas piedras, sino de una malformación congénita: la parte que une el riñón con el uréter, el conducto que lleva la orina a la vejiga, era muy estrecha y provocaba crisis de dolor” precisa la doctora. La cirugía robótica se realiza mediante una consola, que controla virtualmente tres brazos robóticos colocados en el paciente: uno porta una cámara y los otros dos manipulan el material quirúrgico.

La doctora Royo explica que “el autómata Da Vinci no tiene autonomía para hacer movimientos quirúrgicos, los cirujanos somos el cerebro de las intervenciones y los brazos del autómata solo traducen el movimiento de las manos de los profesionales”.

Los brazos robóticos permiten realizar una intervención de gran precisión con incisiones mínimas, menos invasivas y precisas. Incluso eliminan el temblor, los movimientos involuntarios y la ahogo postural que pueden sufrir los cirujanos en intervenciones largas. Encima, los brazos robóticos permiten hacer movimientos imposibles para el mecenas humano.

Desde 2010, el equipo de Urología Pediátrica ha intervenido a más de un centenar de pacientes que como Ian ya se recuperan con éxito de su intervención.

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