Condenada a cuatro años y seis meses la administrativa que se quedó con 158.000 euros de las pedanías de Villamarciel y Villavieja (Valladolid)


La Audiencia de Valladolid ha condenado a una pena de cuatro abriles, seis meses y un día de calabozo a la que fuera auxiliar administrativa de Villamarciel y Villavieja del Cerro, Esther M.R, haberse quedado con cerca de 158.000 euros de fondos públicos procedentes de ambas entidades locales menores vallisoletanas pertenecientes a Tordesillas, informa Ep.

En su sentencia, conforme al veredicto del grupo hecho conocido el pasado día 29 de mayo, la magistrada que presidió el motivo condena a la encausada como autora de un delito continuado de falsedad en documento oficial en concurso medial con otro continuado de malversación, con la atenuante derivada de la ludopatía leve que padecía, y, en consecuencia, resuelve imponerle la citada pena de cuatro abriles, seis meses y un día de privación de licencia.

Por otra parte, el veredicto incluye su inhabilitación específico por espacio de quince abriles y, en concepto de responsabilidad civil, el plazo a Villamarciel de un total de 76.l614,68 euros y a Villavieja del Cerro de 81.417 euros, unido con los intereses correspondientes.

La fiscal del caso había pedido una condena de cuatro abriles, seis meses y un día, mientras que la reproche particular, en representación del Comunidad de Tordesillas y de ambas entidades locales menores, mantuvo su petición de ocho abriles de privación de licencia, frente a la solicitud de una condena mínima realizada por la defensa por delito de apropiación indebida o, alternativamente, de estafa en el que concurría la atenuante de ludopatía.

A lo dispendioso del proceso contencioso el nivel de imputabilidad de la empleada pública, aplicable a la ludopatía, se había convertido en la principal busilis que debía de desvelar el grupo, posteriormente de que la propia Esther reconociera en su comunicación, sin circunloquios, que en 2011 fue contratada como auxiliar administrativa en ambas entidades menores y que desde ese cargo de confianza llegó a desviar en beneficio propio cerca de 160.000 euros.

De tal cantidad, 81.417 euros procedentes de fondos de Villavieja y otros 76.614 de pasta conocido de Villamarciel se los embolsó en dos cuentas de su propiedad y otra de su entonces pareja mediante transferencias que realizó fingiendo pagos a proveedores por distintos servicios, cuantías a las que hay que sumar otros mil euros –inicialmente se le imputaban 15.178 euros- que la fiscal entendía que se ha podido acreditar que obtuvo en mano de los vecinos por el cobro en metálico de distintas tasas que además se embolsó y no ingresó en las arcas municipales.

En su descargo, la trabajadora alegó que su comportamiento se vio condicionada por la espinoso yuxtaposición al articulación que padecía, en monopolio por la operación incontrolada de décimos de rifa y cupones en la creencia de que más pronto que tarde obtendría algún premio que le permitiría devolver con creces todo el pasta conocido desviado.

Pero encima, de esa forma podría resolver todos sus problemas personales y familiares marcados desde su infancia por un padre alcohólico que la abandonó con tan solo tres abriles y en el presente por encontrarse al cuidado de una mama impedida y de una hermana con parálisis cerebral.

Todo ello, como así había esgrimido Esther, le provocaba una profunda ansiedad que de forma incontrolada la llevaba a juguetear a la rifa y a realizar compras, con predilección por los vestidos, los bolsos y las cremas que adquiría en El Corte Inglés.

Durante el motivo, el secretario interventor delegado del Comunidad de Tordesillas, a quien en junio de 2019 se encomendó revisar las cuentas de Villavieja y Villamarciel, llegó a reforzar que al iniciar su calado de control se percató de que la situación en ambas pedanías era de «bancarrota», sin prácticamente fondos para satisfacer las más simples facturas, lo que incluso había llevado a Iberdrola a cortarles la luz.

Fue a raíz de esa «situación catastrófica» detectada cuando en agosto de ese mismo año puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía de Valladolid para el inicio de la investigación oportuna, proceso en el que, tal y como criticó el técnico municipal, no había contrario colaboración alguna por parte de la acusada sino más proporcionadamente la colocación de «palos en las ruedas» con el fin de dificultar las pesquisas y no dejar rastra de su comportamiento delictiva.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *