«No nos saques fotos, no soy tu postal», el grito de los vecinos del Albaicín granadino contra la masificación turística


El circunscripción de la concentración, el Mirador de San Nicolás, no fue electo al azar. Es parada obligatoria para los turistas que visitan el judería granadino del Albaicín. Que son muchos. Demasiados y descontrolados, a proponer de un buen número de personas que lo habitan desde siempre y que se sienten «como en un parque temático». Por eso, bajo ese marca, han protestado este domingo 16 de junio en presencia de la vistazo de no pocos visitantes que ya estaban allí haciéndose fotos con la Alhambra al fondo.

«No me saques fotos, no soy tu postal», se leía en una pancarta. «Más residentes, menos clientes», pedía otra. «Albayzín, patrimonio de su vecindario», pedía una tercera, haciendo un deporte de palabras entre vecindario y humanidad, que es lo que fue patente el judería hace ahora treinta primaveras por la Unesco. La denominación correcta, por cierto, es Patrimonio Mundial, no de la Humanidad.

Cerca de de doscientas personas -unas 120, según la Policía Particular- se dieron cita, leyeron un comunicado y entregaron un folleto con una serie de recomendaciones, en gachupin y en inglés, dirigidas a los «queridos turistas». Entre otras, que no ocupen los autobuses enteros, un problema que no es insustancial.

«A veces tenemos que esperar dos y tres autobuses para entrar o salir del judería, porque todos están ocupados», comenta al respecto Arturo Muñoz, uno de los portavoces de Albayzín Habitable, asociación organizadora de la protesta. Entiende, en ese sentido, que debería fijarse un cupo para residentes. «El autobús no es una apego turística ni un capricho, sino una aprieto para nosotros. Aquí vive concurrencia veterano o con capacidad estrecha y mujeres embarazadas», ha incidido el portavoz.

Otro consejo, relacionado con las fotos y con sentirse postal, es éste: «No hagáis fotos a la concurrencia ni os asoméis a sus ventanas o puertas, respetad nuestra privacidad«. Un derecho que además ven invadido por los oídos, por incumplimiento de los megáfonos que utilizan algunos turistas. »Es muy enojoso y encima está prohibido por la norma municipal«, recuerda el folleto.


Otro momento de la protesta en el distintivo judería granadino


g. ortega

«El Albaicín se está vaciando, la especulación inmobiliaria está dejándonos sin viviendas. La industria turística hay que cuidarla, de acuerdo, pero no a costa de echar a los residentes. Los vecinos nos estamos de acuerdo para pedir una obstáculo, que no acaparen el espacio notorio con mareas de turistas que nos impiden movernos con tranquilidad y seguridad«, ha significado Muñoz.

Entre las reivindicaciones que harán impresionar a Trabazón de Andalucía y Comunidad de Mingrana, destaca la obstáculo «por norma» de los grupos turísticos, que ahora está en treinta personas «y no se cumple nunca» hasta los 15 o 20. Además, animar la vigilancia y sancionar a las viviendas turísticas no legalizadas, que según la plataforma pueden ser la fracción de las que existen.

La concentración ha transcurrido sin incidentes pero ha tenido un momento surrealista. Ayer de dialogar Arturo Muñoz ha tomado la palabra Antonio Jesús Castillo, presidente de la plataforma Habitar Mingrana, que representa a propietarios y gestores de viviendas turísticas. Quiso hacer un llamada al «consenso» y al «diálogo» y se quejó de que se «criminalice» a un sector que, a su cordura, ha contribuido a mejorar en las últimas décadas un judería «que estaba muy deteriorado».

Obviamente, Castillo y su asociación tienen derecho a expresarse, pero está claro que no era el foro adecuado y los concentrados así se lo hicieron entender. Por establecer un paralelismo, es como si en un encontronazo de peñas del Efectivo Madrid aparece alguno con la camiseta del Fútbol Club Barcelona. El orador fue abucheado e invitado a irse del circunscripción con gritos de «’fuera, fuera!».

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