De víctimas a luchadores contra la okupación


“Tienes alguien en tu casa, he oído ruidos”, advirtió a través de una llamada telefónica a Igor y Suilem Fernández uno de sus vecinos. Aunque los hermanos tenían alarma, un okupa logró entrar en su casa. residencia familiar en Leganés, saltándose el sistema de seguridad y, en apenas unas horas, cambiando la cerradura y haciéndose cargo de la vivienda. Una vez transcurrido un tiempo y desalojado al ocupante ilegal, los empresarios decidieron aprovechar la intermediación familiar para realizar una seguro contra esta practicalo que no sólo les ha causado “daño económico”, sino también “daño moral”.

Hoy en día, los propietarios tanto de segunda como de primera vivienda demandan este servicio. “La gente está arruinada”, lamenta Suilem mientras muestra a este periódico una de las viviendas recientemente desalojadas y en cuyas paredes se reflejan las consecuencias de casi una década de okupación. Al igual que les pasó, las puertas de este departamento, ubicado en el quinto piso de un bloque a sólo un kilómetro de la estación Plaza Elíptica, habían sido abiertas por mafias que, según dicen, se dedican a hacer negocios a través del alquiler. los apartamentos. al que lograron acceder, no sólo una, sino varias personas. Las habitaciones de esta casa tenían su propia cerradura, lo que demuestra que cada residente tenía su propia habitación. “Había desde una familia hasta una sola persona, pero había un okupa principal que se dedicaba a alquilar estos espacios y, según nos han contado los vecinos, los inquilinos cambiaban constantemente”, explicó el mayor de los hermanos y director general de MIO. Ígor.

Según relatan estos empresarios, la casa ya estaba okupada. Sin embargo, un pequeño inversor -que señalan “no llega a un gran tenedor”- decidió adquirir esta vivienda que tenía un proceso judicial abierto y esperaba que fuera inminente recuperarla. La realidad era diferente. Le llevó 20 meses recuperar la casa -“pese a tener un fallo favorable que le dio la razón”-, tener que negociar una cantidad de dinero con el ocupante y oficializar el desalojo hace apenas un mes. Los vecinos del edificio, explican, han sido los más felices de salir de este desalojo. Entre los problemas que tuvieron que soportar se encuentran las constantes visitas de la policía por altercados o ruidos.

sentimiento agridulce

Sin embargo, lejos de todo el daño económico que les ha causado la búsqueda de una empresa que consiga entablar un diálogo con el ocupante de su vivienda, también hay un golpe que tiene más que ver con lo psicológico y moral. «La sensación que tienes después de ver a alguien dentro de tu casa y no poder sacarlo es muy agridulce. Puede que te esté costando una hipoteca o que hayan invertido todos tus ahorros en ella”, afirma Suilem Fernández. Fue el desamparo acumulado y la complejidad de la situación lo que les motivó a realizar este proyecto, acogiéndose a la correduría de seguros familiares y con el objetivo de protección frente a la okupación.

En Madrid, el peligro está en aquellos propietarios que anuncian sus viviendas a través de portales de Internet

A diferencia de los lugares vacacionales donde los propietarios de segundas residencias son los más afectados por estas invasiones, en las grandes ciudades como Madrid el peligro lo suelen afrontar quienes ponen sus viviendas en alquiler o en venta a través de los distintos portales. en Internet, dejando la calle exacta y el estado de la casa visible para cualquiera. Como explica Suilem, “ven la dirección, entran, cambian la cerradura y listo. Esta práctica es cada vez más común”.

El comunidad de madrid Es la segunda región española con más casos de usurpaciones, sólo por detrás de Cataluña. Los últimos datos conocidos hablan de más de 5.200 viviendas okupadasde los cuales casi el 40 por ciento son de propiedad pública del gobierno regional.

El sentimiento que persiste, indican los hermanos, es la falta de apoyo de la ley. «Esto le pasa a mucha gente y, además, tiene que soportarlo con su propio dinero. Aunque se piensa que los casos son raros, sucede y es un problema”, dice Igor.

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