La Noche Blanca más larga de la historia


La decimoquinta impresión de la Confusión Blanca del Flamenco pasará a la historia por ser la más larga y una de las más multitudinarias que se han celebrado hasta ahora. Nuevamente miles de personas volvieron a recorrer las calles del casco histórico dando emplazamiento a notables aglomeraciones en algunos espacios como el judería de San Agustín, donde al nuevo mesías del flamenco, el toledano Israel Fernández, se le quedó pequeña la plaza. Ausencia nuevo bajo las estrellas. Es el hándicap que tiene fusionar conciertos multitudinarios en espacios históricos poco accesibles y el precio que se paga cuando el cartel tiene empujón.

Gracias a Dios, y una vez más, la sombra transcurrió sin incidentes de consideración, más allá de tapones puntuales en las calles más estrechas y el descontento y frustración de quienes no pudieron disfrutar de los espectáculos correcto al exceso de espacio.

A las diez y media, en Las Tendillas, no cabía un alfiler para ver a José Mercé. Este año la principal novedad era el cambio de orientación del proscenio, que pasó de un pegado a otro de la plaza. Las primeras palabras del jerezano fueron para hacer un alegado en valía del arte jondo: «el flamenco es marca España en todo el mundo». Y acto seguido se arrancó contiguo al guitarrista Antonio Higuero dando el primer quejío de una sombra que iba prolongarse más de lo esperado.

Cante por derecho con literatura de malagueñas y soleares para atemperar la voz, dos palos cargados de solemnidad y cuestionables para conciertos como éste, donde el bullicio de la calle se impone fácilmente a la jondura.

El solapamiento de horarios de conciertos que impone la programación para evitar aglomeraciones no tuvo su impresión en la Plaza de San Agustín. Allí, una hora ayer de que Israel Fernández subiera al proscenio, el espacio ya estaba completo.

Las dificultades de accesibilidad del entorno y la desidia de previsión de cientos de personas, que continuaban dirigiéndose al judería de San Agustín media hora a posteriori de activo empezado la concierto, dieron emplazamiento a que las calles aledañas a la plaza quedaran colapsadas produciéndose embotellamientos donde no era posible entrar ni salir.

Momentos ayer de que diera principio el recital, el condición ya se caldeaba cuando algunos grupos arrancaban las lonas publicitarias de la Confusión Blanca del Flamenco que envolvían el vallado que protegía las zonas ajardinadas y que impedían la visión del proscenio desde uno de los laterales de la plaza.

Solo el rasgueado auténtico de Diego del Morao al compás de soleá por bulerías consiguió apaciguar al manifiesto, que caía rendido de su ídolo Israel Fernández. Guitarra, percusión, palmas, jaleos y un piano de huesito dulce sobre el proscenio para arropar a un cantaor que pone de acuerdo a neófitos del flamenco y cabales de todas las generaciones y que, hasta donde pudimos disfrutar por temor a no poder salir de la plaza, dejó algunas de las mejores pinceladas de la sombra.


La bailaora Mercedes de Córdoba en su concierto durante la Confusión Blanca del Flamenco


miguel ÁNGEL RODRÍGUEZ

La ulterior parada nos dirigió al Patio de los Naranjos a través de las calles de una Axerquía que la marabunta, inconsciente de lo que les esperaba, transitaba en dirección San Agustín. A los pies de la Mezquita-Catedral, el panorama era completamente diverso pasada la medianoche. La guitarra de Gerardo Núñez sonaba majestuosa por soleá para agregar el ballet de Carmen Cortés en un concierto en el que asimismo sonaron algunos de sus grandes éxitos de discos como El pollo cerúleo que los aficionados a las seis cuerdas pudieron disfrutar sin agobios ni ruidos de fondo.

No muy allá de allí, en la otra orilla del río, los problemas técnicos con un micro de suelo retrasaban el inicio de la concierto de la bailaora Mercedes de Córdoba. Gran expectativa la que se originó en el entorno de La Calahorra y el puente romano para ver de nuevo en la sombra blanca a una de las artistas de la tierra con maduro proyección internacional. La paciencia no defraudó.

La transigencia del espectáculo por tarantos fue toda una enunciación de intenciones de lo que estaba por venir, con una bailaora que se entregó desde un primer momento desplegando medios técnicos y una energía sobre el proscenio que rápidamente logró conectar con el manifiesto.

De envés al judería de Santa Armada, la plaza Conde de Priego nos dejaba otro de los momentos de la sombra con cientos de personas abarrotando este proscenio al son de grandes éxitos de Bambino, Manzanita o Chiquetete. Este fue el refugio de muchos de los que no lograron obtener a San Agustín para ver a Israel Fernández, mientras que otros directamente optaron por dirigirse a La Corredera para ver el directo de Antonio Carmona. Allí el ex líder de Ketama hizo un repaso por algunos de los temas más populares de su repertorio como Mencanta, Para que tú no llores y la rumba Me maten en la que colabora con C. Tangana.

Jardines del Alcázar

La panorámica, como casi siempre en este espacio, ofrecía una estampa espectacular con miles de personas disfrutando de la fiesta de la grupo Carmona. A esta hora se conocía uno de los imprevistos que iba a marcar el devenir de la sombra, el retraso del inicio del concierto de la costado Derby Motoreta´s Burrito Kachimba en los jardines del Alcázar. El anuncio lo hizo el propio colección en sus redes sociales, que informaba a sus seguidores que el espectáculo no daría principio hasta las 6.15 de la mañana. El motivo, aunque no se hizo manifiesto en redes, un retraso en el ferry que trasladaba a los técnicos de sonido del colección desde Mallorca a la península.

Hasta entonces, la sombra continuó sumando horas de música con la fusión de flamenco, música árabe y poroto del espectáculo del José Manuel Tudela. El guitarrista logró crear una medio mágica en el Compás de San Francisco, que en los últimos primaveras se está convirtiendo en uno de los recintos donde mejor se disfruta de los conciertos en estas noches de jarana y alboroto.

Con el cambio de horario en el Alcázar y un fin de fiesta que llamado a prolongarse hasta aceptablemente entrado el amanecer, el punto y final de la sombra lo pusimos en la plaza del Potro con el cante de Pedro El Granaíno y la guitarra de Antonio de Patrocinio Hijo. Un tándem de corte flamenquísimo que brilló con luz propia delante un manifiesto que volvió a henchir esta célebre plaza. Seguiriyas, tangos con presente a su paisano Enrique Morente y la novedad de introducir el rumbo mental de una trompeta fueron algunas de las notas de color de un recital que volvió a confirmar la brillo de uno de los cantaores más reconocidos del panorama flamenco contemporáneo.

A las 6.15h, una hora y cuarto más tarde de lo previsto, tuvo emplazamiento la traca final de la Confusión Blanca del Flamenco más larga de la historia. Un fin de fiesta que, a pesar de lo surrealista del horario, pudieron disfrutar los cientos de noctámbulos que no quisieron perderse el estupendo directo marca de la casa de los Derby Motoreta´s Burrito Kachimba.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *