El jurado empieza a deliberar si la acusada del crimen de los laxantes es culpable del asesinato de su pareja


Un delegación popular ha empezado este lunes a deliberar si Mari Carmen, la mujer acusada de asesinar a su pareja administrándole laxantes hasta su asesinato y «desvalijarle» sus cuentas hasta dejarlas en números rojos, es culpable o no de los delitos que se les atribuye.

El magistrado ha entregado este lunes, sobre las 10 horas, el objeto del veredicto a los miembros del delegación con una cacharros de preguntas a las que deberán contestar para determinar si Mari Carmen es culpable o inocente.

La acusada se enfrenta a una pena, tal y como le reclama el tarea fiscal, de 28 primaveras de prisión por un delito de crimen, estafa y falsedad. Las acusaciones particulares elevan la petición a 31 primaveras, mientras que la defensa reclama la escapado absolución.

La Fiscalía asegura que la acusada «sabía muy aceptablemente lo que hacía y la rentabilidad de lo que hacía hasta el resultado final», con lo que en la exposición de su mensaje pidió al delegación que hiciera «probidad» y la condenara porque se comercio de un crimen «especialmente pérfido y muy trascendental: en los siete meses que Salvador estuvo ingresado veía cómo se consumía y siguió. Es insoportablemente pavoroso». «Ella mató a Salvador sabiendo lo que hacía, administrándole los laxantes y quitándole el hacienda», apostilló.

Del mismo modo, las acusaciones particulares señalaron que la acusada es una «depredadora que ha ido perfeccionando con el tiempo su método -un exnovio testificó que le infructifero sus cuentas mientras estuvo tres meses con diarreas- en el cual el fallecido no tuvo ningún tipo de oportunidad». «Por servicio, párenla», reclamaron al delegación.

Por contra, la defensa ha mantenido a lo dadivoso del madurez que la reproche a su cliente es «una excelente película, pero que no está basada en hechos reales» porque «no se ha enfrentado el armamento del crimen, los laxantes, ni en la necroscopía ni en los informes, ni se ha probado la autoría, nadie vio a Mari Carmen tener la llave de la despensa laxantes a Salvador». La acusada no quiso hacer uso de su derecho de última palabra.

«La compatibilidad de las diarreas con los laxantes solo es una posibilidad, pero no puede ser causa para condenar por crimen a Mari Carmen», señaló la letrada, cuando por otra parte apuntó que ha quedado acreditado que en el propio hospital le administraron laxantes.

Del mismo modo, negó los delitos de estafa y falsedad. Insistió en que Mari Carmen contaba con la autorización «verbal» de Salvador para usar sus tarjetas y apuntó que en caso de sobrevenir habido un desfalco pudo ser por «voluntad propia» de él ayer de ingresar porque «estaba enamorado de Mari Carmen o porque le había comida la olla».

Los hechos

La acusada, de 49 primaveras cuando inició la relación, supuestamente administró en verano de 2020 a su pareja, Salvador, un viudo de 68 primaveras que tenía diagnosticados varios trastornos médicos, laxantes sin que él lo supiera, según mantienen las acusaciones y deberán dar por probado -o no- los miembros del delegación.

El paciente fue ingresado en septiembre del mismo año y pasó cuatro días en la mecanismo de cuidados intensivos. Al retornar a casa, Mari Carmen, según el relato fiscal, continuó dándoselos, lo que provocó un nuevo ingreso en el que siguió administrándolos a pesar de que era consciente que podían causarle la asesinato. Durante el tiempo de hospitalización hasta su asesinato llegó a comprar más de mil comprimidos de Dulcolaxo, más de 500 unidades de Evacuol y otras 500 de Seguril.

La víctima desarrolló una diarrea crónica eficaz y refractaria a cualquier tratamiento y una deshidratación y ofensa progresivo hasta que falleció el 16 de abril de 2021 por un shock séptico severo.

Por otra parte, entre octubre de 2020 y hasta la asesinato del hombre, la procesada habría realizado hasta 152 extracciones de hacienda de cuentas corrientes de la víctima y compras con tarjetas de crédito del hombre por valencia superior a los 120.000 euros. Igualmente habría solicitado dos créditos a nombre del enfermo, que habría suscrito telefónicamente simulando la intervención del hombre.

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