Bajo tierra según los ritos musulmán y judío: «Es un gran paso»


Fue una reivindicación casi histórica por parte de la población musulmana gallega. Pero a partir de ahora finalmente podrán enterrar a sus muertos según sus propios ritos funerarios. Hasta el mes pasado, la normativa sanitaria gallega no permitía que los entierros estuvieran en contacto directo con la tierra, es decir, sin ataúd o ataúd, pero a finales de agosto el Consejo de la Xunta aprobó el nuevo decreto de salud mortuoria que sí lo permitía. lo hace más fácil. “La comunidad musulmana de Galicia está muy contenta y es un gran paso”, afirma Dareme El Mahjoub, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Galicia (UCIDGAL). La norma, según la Xunta, “presta especial atención a las implicaciones que tiene en esta materia el derecho a la libertad religiosa, incluyendo una regulación específica para aquellos entierros que, por motivos religiosos, deban realizarse en contacto con la tierra”. Este es el caso del Islam y el judaísmo.

Los procedimientos comenzaron en 2017. El Mahjoub recuerda la fecha, está grabada en ella: el 4 de abril de 2017 se aprobó la Proposición de Ley nº 1 del Parlamento sobre esta materia. Y el representante de la comunidad musulmana recuerda “la voluntad del PPdeG”, que fue él, dice, quien propuso la iniciativa, aunque también se sumaron “el resto de partidos”. Población judía gallega –mucho menor que la población musulmana–, aunque reconocen que lo ideal sería un cementerio propio. En cualquier caso, Fredy Sussman, presidente de la Comunidad Judía de Galicia, sabe que con los apenas 300 judíos de la Comunidad no tienen muchas posibilidades de conseguirlo.

“Muy buenas noticias”

Hace unos años falleció y fue enterrada en Caldas de Reis la última superviviente del Holocausto en Galicia, Ania Fuchs de Horszowski. Sussman, presente ese día, recuerda que fue enterrada de la forma más parecida al rito judío, con su cuerpo en contacto directo con la tierra. Era el año 2019, y su cuerpo fue enterrado en el cementerio municipal del municipio. A partir de esta normativa los trámites son más sencillos y esta posibilidad será para todo aquel que lo desee.

Esta “muy buena noticia” facilitará los entierros, especialmente para la comunidad musulmana. Según las cifras que maneja UCIDGAL, actualmente hay alrededor de 30.000 musulmanes en Galicia. El presidente explica que los musulmanes mayores -y los que ya han fallecido en territorio gallego- suelen ser población inmigrante, por lo que sus cuerpos generalmente son enviados a sus países de origen, en muchos casos Marruecos, con todos los gastos que ello conlleva. . Sin embargo, otras personas prefieren ser enterradas en España, porque incluso nacieron aquí. Pero en Galicia era prácticamente imposible ser enterrado según los ritos que manda el Corán, que además de tener que estar directamente en la tierra, el cuerpo debía estar apuntando hacia La Meca: “Es muy común llevar los cuerpos al Cementerio musulmán de Madrid o Burgos”, afirma, con el aumento del transporte funerario hasta allí. En materia económica, el presidente de UCIDGAL calcula que los gastos pueden dispararse hasta superar los 8.000 euros. “Las familias sufren mucho” cuando hay que hacer traslados durante todo el tiempo que pasa hasta el entierro del cuerpo, explica. Ahora “va a ser muy bueno para nosotros, menos gastos, menos transferencias, menos burocracia”, el duelo será mucho más llevadero, afirma El Mahjoub.

Como en el caso de los judíos, aunque apoyados por una población mucho mayor, lo que falta en Galicia es un cementerio propiamente musulmán. Con el nuevo decreto existe la posibilidad de ser enterrados directamente en contacto con la tierra en los cementerios municipales -siempre bajo la aprobación de la entidad propietaria de la necrópolis, especificada en el decreto-, por ejemplo, pero quedarán 100% satisfechos cuando Se habilita un espacio ideal. Hay trámites en marcha para construir una makbara en Galicia, pero aún está lejos de materializarse. Mientras tanto, “podemos enterrar en cementerios cristianos u otros espacios”, pero no todos están dispuestos a hacerlo.

Llegar a este punto ha sido “un proceso muy lento” que comenzó hace seis años, afirma Sussman, pero sería absurdo no celebrar estos avances. Pero aún queda camino por recorrer para que estos grupos religiosos puedan disfrutar de un funeral y entierro totalmente acorde con su fe. La normativa aprobada en Galicia es muy similar, afirma El Mahjoub, a la vigente en Valencia. Durante el proceso de redacción –UCIDGAL estuvo en constante contacto con la administración pública– estudiamos cómo eran las regulaciones en otras comunidades que sí permitían este tipo de entierros. Valencia, Andalucía o Madrid son algunos ejemplos.

El decreto aprobado por la Xunta sobre Sanidad Mortuoria incluye otras novedades. Si toda la documentación está en regla, el tiempo mínimo de espera para enterrar a una persona fallecida se reduce de 24 a 12 horas, lo que también podría aliviar el duelo de sus allegados.

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