Cuando Richard Curtis dirigió Love Actually, tuvo claro que el ilación de todas las historias de inclinación entrelazadas debía ser el aeropuerto. Curtis siempre ha sostenido que los aeropuertos son los lugares del mundo donde más besos y abrazos se dan. Eso que Hugh Grant sostiene al inicio de que «the love is all around», el inclinación está en todas partes.
Los aeropuertos españoles no son ajenos a esta ingenuidad. Sin requisa, España cuenta con otro espacio donde los abrazos, los besos y los gestos de satisfacción y alegría lo inundan todo. La Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, es un punto de combate con uno mismo y con los demás. Un enclave donde las muestras de cariño y afecto se multiplican y cuyas piedras han sido testigos de todas ellas. Una de ellas la protagoniza Alfonso, el peregrino de Jaén que recibió una emotiva sorpresa cuando llegó al Obradoiro.
La emotiva sorpresa al peregrino de Jaén
Alfonso partió desde Jaén en bici. En cuestión de doce días, el peregrino de Jaén recorrió los más de 900 kilómetros que le separaban de Santiago de Compostela en solitario. Al arribar al Obradoiro, Alfonso hizo lo mismo que todos los días: coger el móvil y avisar a su tribu.
Aquel día era distinto. Este peregrino de Jaén le contaría a su tribu que había conseguido su objetivo: había llegado a Santiago. Iba a mostrarles a su mujer y sus dos hijas las torres de la Catedral y la escalinata de paso. Les contaría cómo había sido la última etapa y qué había sentido al arribar a la meta.
Lo que Alfonso no sabía es que no iba a precisar el móvil para cuchichear con su tribu. Su mujer, Verónica, y sus hijas, Blanca y Aldara, estaban allí esperándole. «No pude evitar echarme a sollozar», declaró el peregrino de Jaén a los micrófonos de COPE. No se imaginaba que su tribu viajaría hasta Santiago para darle esta bienvenida. «Estaba muy contento por encontrarme a la tribu», explicó Alfonso.
La tribu planea retornar al completo al Camino de Santigo
Verónica y sus hijas seguían al detalle la ruta de Alfonso desde que salió de Jaén. Eso les permitió poder sobrellevar a sitio la sorpresa. «Nos estaba viendo de frente y no se lo creía», contaba la mujer del peregrino de Jaén.
Blanca y Aldara custodian la bici con la que su padre, el peregrino de Jaén, ha hecho el Camino de Santiago
Calar hasta Santiago siquiera ha sido realizable para ellas. Verónica, Blanca y Aldara se levantaron a las tres de la alboreo para coger un avión en Málaga y correr hasta la caudal gallega. Toda una aventura y un esfuerzo que se ve más que compensado al reencontrarse con Alfonso en plena Plaza del Obradoiro.
Tanto es así, que Alfonso está pensando retornar a hacer el camino de Santiago. Esta vez, acompañado de su tribu. Aún no saben si lo harían a pie o en bici, lo que está claro es que «no será desde Jaén, que es mucho trayecto», aclara Verónica entre risas.