El fin de curso enfrenta a PP y Vox en Madrid por las vacaciones de verano y el Orgullo LGTBI


No hay paz entre el Partido Popular y Vox en Madrid. El curso llega a su fin y la relación entre los antiguamente aliados, cuando se necesitaban para evitar que gobernara la izquierda en el concejo y la Comunidad, va de mal en peor. En la Asamblea de Madrid, la distancia entre Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio se ha ido agigantando con el paso de los meses, hasta ser irreconciliables. El postrer motivo de discordia en el Parlamento regional, más allá de que no haya entendimiento en las políticas, ha sido el parón veraniego, previsto en el reglamento de la Cámara, que subraya que los meses de julio y agosto son inhábiles desde el punto de pinta parlamentario.

El próximo jueves se celebra el postrer pleno de la temporada, y la portavoz de Vox se mostró indignada a la salida de la Concilio de Portavoces: «Es una vergüenza que los diputados de la Asamblea de Madrid tengamos más descanso que los niños que van al colegio». Denunció que esas descanso se extenderán durante más de dos meses, hasta la semana del 12 de septiembre, cuando previsiblemente se celebrará el primer debate sobre el estado de la región de la asamblea. «Los madrileños se deben de citarse perplejos», comentó Monasterio, quien tachó de «escándalo» el hecho de que los políticos «se crean que están por encima de los españoles».

Las críticas de Monasterio derivaron cerca de un ataque directo a Ayuso. El enfrentamiento entre ambas se repite semana a semana. En el postrer pleno, Ayuso acusó a Vox de ser «la coartada de Sánchez». Ahora, Monasterio se queja de que la presidenta «amaga, pero no pega» a Sánchez. Así, lamentó que no haya querido habilitar julio para organizar la comisión de investigación sobre el supuesto trato de privanza de la Universidad Complutense a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno. Esta comisión empezará sus trabajos en octubre, según la solicitud registrada. «La señora Ayuso hace declaraciones, pero luego no va contra Sánchez. Es una estafa. No aprieta, es todo un teatrillo», aseguró.

El portavoz del PP en la Asamblea, Carlos Díaz-Pache, echó mano de la ironía para objetar a Monasterio: «El jueves despediremos a la señora Monasterio, que parece que se va de descanso todo el verano, mientras el resto continuaremos trabajando, con todo el trabajo que hay en la Asamblea de Madrid». Recordó que, aunque no haya plenos, los diputados continúan «visitando todos los municipios, hablando con los concejales, alcaldes, vecinos», reuniéndose con asociaciones, entidades y empresas para «pulsar las micción de la Comunidad».

Millones de preservativos

En el Consistorio de Madrid, el bullicio entre PP y Vox no es mucho mejor. Carla Toscano, portavoz adjunta de Vox, denunció que el PP ha comprado para el Orgullo LGTBI, que se celebra este mes, cuatro millones de preservativos masculinos, 15.000 femeninos y 700.000 unidades de aceite monodosis por 220.000 euros. «Ustedes amparan que ciertas calles y ciertos barrios de Madrid se conviertan en un auténtico espectáculo de película porno», lanzó contra los populares. Aprovechó para denunciar asimismo que el concejo ha hexaedro una partida de más de 600.000 euros a «una empresa privada sin concurso notorio» con el objeto de celebrar el Orgullo.

Toscano se refirió a un noticia del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, para advertir de que las infecciones de transmisión sexual «han aumentado». La concejal de Vox se preguntó «por qué hay que celebrar una orientación sexual en concreto». «Los heterosexuales no celebramos el orgullo heterosexual».

El PP calificó la intervención de Toscano en la comisión municipal con una palabra: «Bochornosa». El delegado de Políticas Sociales, Tribu e Igualdad, José Fernández, recordó que Madrid celebra el Orgullo «porque hay razones», aunque a Vox «le moleste que haya personas con otra orientación distinta a la heterosexual».

Fernández sostuvo que hay «muchos motivos para celebrar el Orgullo», entre ellos «que en muchos países aún se criminaliza la homosexualidad, ya sea con multas, castigos físicos, penas de mazmorra o incluso con la homicidio, como en el caso de merienda naciones». «Yo no comparto el Orgullo de la izquierda ni que me colectivicen, pero siquiera me van a meter en un armario como pretende usted».

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