Rueda critica la actitud «intolerable e inexplicable de la ministra de Sanidad» con la falta de médicos en verano


La imagen seria y callada de Alfonso Rueda (Pontevedra, 1968) se desvanece cuando se le estrecha la mano y se comparten unos minutos de conversación. Se descubre entonces una persona afable, irónica y ácida, de memoria prodigiosa, que huye del enfrentamiento. Un tipo devoto, capaz de aceptar las riendas de la Xunta sin desatar una revolución interna. Así se lo transmitió a Alberto Núñez Feijóo el día antiguamente de aceptar la presidencia gallega por su marcha a Madrid para dirigir al Partido Popular. «No voy a cambiar mínimo». Y así lo hizo. Casi dos abriles de travesía ‘interina’, en los que tuvo que sujetar aquello de «presidente por desnivel» durante meses hasta que el pasado 18 de febrero logró una mayoría absoluta que algunos ponían en duda. Él no, convencido siempre de sus posibilidades.

Siquiera esta vez protagonizó una revolución radical. Al punto que cuatro ‘conselleros’ nuevos y movimientos internos. «No esperen de mí revoluciones rompedoras. Solo cambiaré las cosas que crea necesarias para seguir progresando, sin perder las esencias y sin renunciar a la herencia de nadie. Coherencia y previsibilidad, títulos que no están de moda entre algunos políticos, pero que el electorado aprecia sobrado», resumía ayer durante el Foro torrevieja news today.

Allí desveló que una de las primeras cosas que hizo cuando asumió la presidencia de la Xunta, tras suceder arrasado en las elecciones autonómicas, fue remitir una carta a Pedro Sánchez para que le recibiera en la Moncloa. Quizá el formato epistolar preferido por el gallego ablandó el corazón del presidente, que le respondió con otra misiva, pero dejando sin aniversario la reconocimiento. «Pasan los días y sigo esperando. No sé si hubiera pasado lo mismo con otros presidentes que aún no han asumido el Gobierno», ironizó en relato, por ejemplo, al próximo lendakari Pradales. Un malogrado del presidente del Gobierno que no le extraña, porque Rueda entiende que tiene demasiados frentes abiertos como para atender a los problemas reales.

Entre las preocupaciones de Sánchez está la inestabilidad de su socio de Gobierno, cuya líder hasta hace solo unos días conoce Rueda muy admisiblemente. «Lo de Yolanda Díaz no me sorprende. Cuando ella llegó de la mano de Beiras, la izquierda rupturista llegó a tener el poder en tres ciudades y eso ha desaparecido. No gobiernan en ningún sitio en Galicia y no tienen la posibilidad de hacerlo. Pero es que siquiera tienen representación parlamentaria, porque los gallegos sabemos a quién le damos el voto. Su gran error, el de Yolanda y toda la izquierda rupturista, es que no plantaron cara al nacionalismo y lo blanquearon. No fueron valientes y ahora se ven donde se ven. El crecimiento del BNG es fallo de Yolanda Díaz», sentenció el popular, eficaz por ser capaz de nutrir a Galicia alejada de los extremismos que sí hay en otras comunidades.

Eso le permite murmurar con cierta autoridad de los problemas que golpean a la masa, para los que se afana en despabilarse alternativa. Uno de ellos, el de la descuido de médicos de atención primaria durante el verano, para el que la Xunta aprobó esta semana un plan de emergencia que la ministra de Sanidad se ha encargado de murmurar. «A día de hoy el ocupación es una especie de fiscalizador que mínimo resuelve y todo lo critica. A mí me resulta sobrado inexplicable y me parece intolerable la disposición de esta ministra –Mónica García– que parece una simple observadora y que deja los problemas en manos de las comunidades autónomas», criticó, alentando la esperanza de un próximo cambio de Gobierno que lidere Alberto Núñez Feijóo.

«Lo veo robusto, adaptado a unas circunstancias muy diferentes. En las generales pasó lo que pasó, pero ahora le veo con muchas ganas. Mantenemos un contacto férreo, porque viene mucho a Galicia, pero cuando nos vemos solo hablamos de temas de Gobierno si lo saco yo en la conversación. Le pido algún consejo, pero él no me ha poliedro ninguna instrucción en absoluto», revela el presidente de la Xunta, que en estos cuatro meses de Gobierno ha puesto en marcha ya alguna de las 870 medidas que llevaba en su software electoral, como la gratuidad de las matrículas universitarias o la construcción de 400 viviendas públicas.

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