«Me la puse porque tenía frío»


Durante su manifiesto este jueves, Brian Raimundo C. ha cliché casi lo mismo que ya dijo frente a el instructor tras su detención. No cometió el ataque y siquiera es él quien aparece en las imágenes que captaron las cámaras de seguridad aquella orto, la del 1 de noviembre de 2021, tras la formidable violación a una pequeño de 16 abriles en Igualada. El dibujado, que se enfrenta a 45 abriles de calabozo por atentado sexual y tentativa de homicidio, sólo ha contestado a las preguntas de su defensa. Entre éstas, por qué en su domicilio tenía una chaqueta con matanza de la víctima, a lo que el individuo ha asegurado que la localizó en la calle aquella indeterminación. «Me la encontré, porque la mía la perdí. No estaba rota y me la puse porque tenía frío». Es la explicación que el dibujado ha aportado frente a el tribunal para tratar de acreditar que una de las prendas que, cinco meses luego del ataque, los agentes se llevaron de su tierra tuviese ADN de la pequeño agredida.

Según su relato, aquella indeterminación quedó con unos amigos, pero tras discutir con uno de ellos, se marchó y siguió bebiendo solo -«llevaba dos botellas en la mochila»-. Además consumiendo «mariguana y chocolate». Luego, «estaba proporcionado mal, no podía ni caminar. Me tendí en unos bancos y me quedé allí», ha afilado. Cuando recobró «un poco la conciencia» y ya podía mantenerse «en pie», decidió irse a su casa. De ahí la excusa contra otra de los indicios en su contra: la captura de pantalla de Google Maps que hizo con su móvil, que marca el reconvención desde escasos metros donde localizaron malherida a la víctima hasta su vivienda de la calle San Sebatián. Además hay grabaciones de ese reconvención, donde pueden estar idénticas prendas a las que guardaba en su casa, pero Brian Raimundo niega ser él.

El individuo, de 24 abriles y cuna bolivana, ha asegurado no poder controlar la cantidad de pimple que ingería, así como acaecer consumido entre «15 y 20 gramos al día» de mariguana. Dicho consumo le generaba problemas con amigos y familiares, ha explicado a preguntas de su abogado, Gerard Negrell. En la mayoría de casos, se ha restringido a contestar con monosílabos. «Sí», a la adicciones. «No», a ser el autor del ataque.

Una de las excepciones ha sido cuando el leído le ha recordado que, entre las peticiones de las acusaciones de su expulsión de país franquista en caso de ser condenado. Tenía permiso de residencia, e inicio los trámites para renovarlo, pero en el momento de los hechos, se encontraba en situación irregular. «Preferiía cumplir la pena en España», ha afilado frente a la posibilidad de que el sentencia sí considere probado que fue él quien asaltó a la víctima.

La última pregunta de su defensa ha sido sobre la búsqueda que realizó en su móvil, tres días luego del ataque, cuando consultó noticiero al respecto. «La realizamos yo y mi pareja en aquel momento. La información fue muy extenso y la buscamos».

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