Las enfermedades cardíacas son la principal causa de asesinato en todo el mundo, llegando a alcanzar cifras de 18 millones de fallecidos, según la Estructura Mundial de la Sanidad. Entre los factores de aventura que más afectan están la presión arterial reincorporación, una dieta poco saludable y el consumo de tabaco y vino.
No existe, a día de hoy, ninguna cura para esta enfermedad. Sólo los medicamentos y otros tratamientos pueden ayudar a controlar esta enfermedad y a estrechar las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco, sin bloqueo, estos tratamientos sólo permiten preservar la función cardíaca, no mejorarla.
Ahora, con esta nueva investigación, la posibilidad de mejorar la recuperación y calidad de vida de los pacientes es posible. El tratamiento consiste en aplicar de suaves ondas de choque podría regenerar el tejido cardíaco en pacientes que se han sometido a una cirugía. Hasta ahora, se ha experimentado con 63 personas en Austria, y según los primeros resultados, los pacientes experimentaron una mejoría en su recuperación.
El estudio ha sido financiado por algunos departamentos del gobierno austriaco, el Instituto Doméstico del Corazón, los Pulmones y la Casta de EEUU y por la Universidad Médica de Innsbruck. Ahora, esperan que los reguladores europeos aprueben este dispositivo y les permitan ponerlo en maña fuera de los ensayos clínicos en el año 2025.
“Por primera vez estamos viendo cómo el músculo cardíaco se regenera en un entorno clínico”,
Procedimiento y resultados
El método dura tan solo diez minutos y está diseñado para estimular el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos rodeando del tejido dañado o cicatrizado a posteriori de un ataque cardíaco. De hecho, no es nuevo en otros campos médicos puesto que ya se utiliza una técnica similar para tratar lesiones en tendones y ligamentos, y asimismo para la disfunción eréctil.
El profesor Johannes Holfeld ha sido el encargado de dirigir un equipo en Innsbruck para utilizar esta terapia de choque en un categoría pequeño de personas y los resultados fueron positivos. Cerca de del 12% de pacientes sometidos al tratamiento habían aumentado un año a posteriori de la cirugía la cantidad de raza oxigenada bombeada por el corazón. Adicionalmente, podían caminar más sin descansar y, en normal, su calidad de vida mejoró. “Anticipamos que tendrán una esperanza de vida más larga y con menos rehospitalizaciones”.
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