Un hombre se sentó este jueves en el banquillo del Penal 1 de Ourense por un delito contra la seguridad viario. Los hechos ocurrieron el 16 de junio cuando el pronunciado, al dar marcha detrás a su coche, golpeó una moto. El conductor de la misma, según comentó el pronunciado, le dijo que no pasaba nadie, pero tras ello la Policía lo paró a instancias del motorista.
Los agentes le requirieron para hacer la prueba de alcoholemia, él no se negó, pero no la logró completar. “Intenté hacerla varias veces, pero no fui capaz de soplar”, apuntó el pronunciado. La lectura de los policías distó mucho de la del denunciado. En su explicación, indicaron que “se lo tomaba un poco a broma, cortaba el céfiro y otras veces inspiraba, se la intentamos hacer tres o cuatro veces”, testificó uno de los agentes.
En este sentido, explicó que había síntomas evidentes de que el pronunciado había bebido, ya que presentaba luceros brillantes, olor a licor o repetía las ideas. Finalmente, al no ser posible realizarle la prueba, el pronunciado llamó a su mujer para que lo recogiese y conduciese el turismo. El sumario quedó gastado para sentencia.