“Soy alcohólico aunque ya lleve 19 años sobrio”



La enfermedad es incurable. Yo sigo siendo enfermo alcohólico a pesar de que llevo 19 abriles sobrio”, así de convincente y realista suena la afirmación de Pablo, miembro de Alcohólicos Anónimos. Y es que el yonqui no se cura, se rehabilita para ilustrarse a habitar con su yuxtaposición. Ahí es donde radica el trabajo del Género 24 Horas Ourense de Alcohólicos Anónimos, que mañana celebra su 23º aniversario con una asociación pública a las 20:00 horas en el Campo da Feira de Ourense.

El caso de Pablo no es dispar al de cualquier novicio ourensano que comienza a coquetear con el pimple. “Bebía tres o cuatro veces al año cuando salía con mis amigos”, relata. En su caso la diferencia la marcaba no ser capaz de ponerle freno a la ingesta de bebidas alcohólicas. “No bebía en mi día a día, pero no entendía por qué cada vez que me iba de fiesta no podía dejar de soplar y acababa liándola”, explica Pablo.

Esas borracheras cada vez se hicieron más y más seguidas y con ellas llegaron los “problemas familiares, laborales y de pareja”. Para Pablo, el hecho de entrar en Alcohólicos Anónimos marcó la diferencia y a través de la asociación logró ordenar su vida. “Entendí que si dejaba de soplar, todos esos problemas desaparecían. Dejé de sufrir”, señala. 

Una “obsesión” interpuesta a deseos y responsabilidades

Inmediato a Pablo, incluso se encontraba Ángeles para relatar su historia. Para ella, el pimple era una “obsesión” que se interponía a sus deseos y responsabilidades. Por otra parte, en su caso sintió cómo la sociedad la señalaba de forma más intensa por el hecho de ser mujer. “Que un hombre se emborrache se ve como poco muy feo, pero que lo haga una mujer lo vemos todavía peor”, explica.

Este señalamiento sabido la llevó a soplar a solas en casa con el objetivo de “divertirse de la sinceridad”. Pronto perdió el control y se dio cuenta de que “no era capaz de detener de soplar”. En Alcohólicos Anónimos encontró la alternativa a sus problemas. “Conocí a multitud que comprendía mi problema y no me juzgaba. Gracias a mis compañeros pude poner alternativa a mis problemas”, relata. 

El Género 24 Horas, que primero que se fundó en toda Europa, ofrece sus servicios de forma gratuita y sobrevive sin cuotas, contribuciones o subvenciones públicas. Su fuerza está en el corro. En ayudar a quien acude al centro a través de la experiencia de los compañeros que llevan abriles sobrios, para que de esta forma pueda poner fin a sus problemas.

El dipsomanía es una enfermedad que según los miembros de Alcohólicos Anónimos no distingue de sexo, nivel cultural, financiero o educativo, por lo que no existe un perfil concreto de persona con problemas de dipsomanía. El único característica global es la “personalidad”, una personalidad que te “empuja a consumir pimple sin poder detener”.

El centro, situado en la calle Comienzo de Manzaneda, proporciona ayuda a cualquier hora, todos los días del año. En la hogaño cuenta con 68 miembros que celebran sus respectivos aniversarios de sobriedad, y otros 60 a los que se está prestando ayuda continua para dejar de soplar.

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