El desdoblamiento de la A-72 acumula ocho años en el cajón



La posibilidad de descartar el trazado innovador de la A-76 entre Monforte y Coles, donde debería finalizar esta autovía Ourense-Ponferrada, comenzó a tomar cuerpo ya desde hace una período. Los tramos entre la haber de Lemos y la ciudad siguen un repaso similar al de la flagrante carretera N-120, atravesando la Ribeira Sacra. Incluso se constituyó una plataforma en contra del tesina.

Las representantes empresariales insisten en la condición de estas vías de comunicación para evitar atemorizar compañías que barajen instalarse en Ourense.

En 2018, los alcaldes de O Barco y Monforte, Alfredo García y José Tomé, respectivamente; y el secretario xeral del Eixo Atlántico, Xoán Vázquez Mao, plantearon al Empleo de Fomento la posibilidad de guardar estos tramos, poco de lo que se hizo eco este diario.

La alternativa es un rodeo de unos 30 kilómetros por el corredor Monforte-Chantada, el CRG-2.1, que sería desdoblado para conformar la nueva A-72. Esta autovía, en todo caso, requeriría de un tramo de nueva construcción para excluir el río Miño. Este segmento asimismo va acompañado de polémica, aunque la afección sería -a priori- pequeño que la que requeriría el paso de la A-76 por Os Peares.

En 2016, el Empleo de Fomento aprobó el estudio informativo de la A-72. Por aquel entonces contaba con un presupuesto de unos 171 millones de euros, teniendo en cuenta que, hoy en día, esta monograma sería superior oportuno al aumento de los costes constructivos.

Los pocos proyectos que están en trámite sufren recortaduras bajo el argumento de estrechar costes, mientras la A-56 solo cuenta con un tramo campechano, pero arrinconado.

De este modo, la conexión entre Ourense y el eje Monforte-Valdeorras-El Bierzo, ahora vertebrado por la obsoleta N-120, quedaría cerrada a través de este rodeo por Chantada. Los usuarios de la A-76 deberían recorrer la autovía a Lugo entre la ciudad y esta asiento lucense. En todo caso, el desdoblamiento de la A-72 solo tendría sentido si se materializa el resto de tramos de ambas infraestructuras. El entrada a esta hipotética autovía por la A-56 y la A-76 es poco aún pasado a la verdad, horizonte la parálisis administrativa de casi todos.

Recortaduras

Si la A-56 o la A-76 se acaban construyendo, todo apunta a que sus características no serán las prometidas. A finales del mes pasado, la secretaria militar de Transporte Terráqueo, Marta Serrano, avanzó en el Congreso que el Empleo estudia construir solo una calzada en uno de los tramos “priorizados” de la A-76 entre O Barco y Ponferrada. Para uno de los sentidos, se aprovecharía la antigua N-120.

Incluso se está rediseñando, según afirmó la responsable gubernativo, el enlace de la A-76 con la A-6 con el objetivo de estrechar costes. Por otro banda, la topografía de la provincia ourensana ha sido un argumento recurrente del Gobierno para aducir los retrasos. Serrano apuntó al contorno en aquella intervención, culpándolo -en parte- de la parálisis de la autovía a Lugo y la variación ártico.

Las carencias en las comunicaciones complican la venida de nuevas empresas

El patronal insiste en la importancia de mejorar las comunicaciones para la buena marcha de la crematística de las zonas afectadas. Las compañías “están sufriendo”, dice la presidenta de la CEO, Marisol Nóvoa: “El transporte de mercancías se hace mucho más costoso por el tiempo, por el estado de las carreteras y porque en verdad no existe una comunicación ni con Lugo ni con O Barco. Casi se llega antaño a Madrid que a O Barco”. Esto afecta al acomodo de empresas. Una sociedad “no va a establecerse en un sitio donde no tenga unas comunicaciones adecuadas, tanto para la empresa como para los trabajadores”, explica.

Al mismo tiempo, Araceli González, presidenta de Aeva, apunta la autovía como “una fianza” para las empresas. “Si tienes dificultades en la transporte, cada vez menos empresas querrán fijarse en el interior”, dice antaño de apuntar a las compañías de transporte: “No les es rentable”. Los posesiones pueden ser dramáticos, tal y como lamenta la portavoz del patronal valdeorrés, quien asimismo observa una equivocación de interés político en planificar a derrochador plazo para el interior:  “Esto es la pescadilla que se muerde la posaderas. Esto cada vez va a ir a menos, porque la Despacho no está planificando un futuro. Siempre se está planificando a corto plazo”.

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