Andalucía encara el inicio del verano y de las altas temperaturas con unas reservas de agua superiores a las del año pasado, a excepción de en Málaga y Almería, aunque muy por debajo de la media de la plazo. Las lluvias de marzo han permitido a la comunidad incluso animar restricciones y prorrogar medidas de emergencia que ya se planificaban para estos meses, como la aparición de barcos cargados de agua desde la desaladora de Murcia, pero los datos siguen mostrando los problemas estructurales de descuido de agua en la comunidad autónoma. A la aplazamiento de los enseres de los próximos meses de calor, el ritmo de reducción de los embalses está en torno a los 70 hectómetros semanales correcto a la evaporación y, sobre todo, al desembalse del Guadalquivir para la campaña de cultivos de regadío ampliada este año por encima de los 1.000 hectómetros cúbicos.
En su conjunto, en el inicio oficial del verano, el pasado 21 de junio, las demarcaciones hidrográficas andaluzas acumulan unas reservas de 4.803 hectómetros cúbicos, lo que supone un 40,1% de su capacidad total. En comparación con esta misma plazo del año pasado supone prácticamente 1.600 hectómetros cúbicos más ya que el verano de 2023 se afrontó con los embalses andaluces al 26,7%. Sin retención, al comparar los datos con la media de los últimos diez primaveras se evidencia la importancia de la situación: las reservas quince puntos en estos momentos.
La mejor situación se mantiene en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que albarca buena parte del zona y especialmente las provincias de Sevilla, Córdoba, Jaén y Explosivo. Se encuentra en estos momentos al 43% de su capacidad, vigésimo puntos por encima del año pasado. Acumula 3.462 hectómetros cúbicos. Esta situación ha permitido ampliar el desembalse para las campañas de regadío, una situación que lógicamente tiene como objetivo un longevo ritmo en la reducción del agua acumulada en las reservas.
En el otro extremo se sitúan las provincias de Málaga y Almería, que se abastecen en buena medida de los embalses de las demarcaciones de las cuencas andaluzas. En ese caso, las reservas, están incluso por debajo del año pasado en un 7%. Se encuentran al 31,12% de su capacidad con 359 hectómetros cúbicos. Esta es la situación que más preocupa a la Congregación de Andalucía y de ahí que el contienda inmediato sea la ampliación de la desaladora de Marbella y los dos proyectos de desaladoras en la Axarquía y en Almería.
Las otras dos demarcaciones se mantienen en estos momentos en niveles similares o por encima del pasado año. En el caso de la cuenca Guadalete-Barbate (principalmente en la provincia de Cádiz) las reservas se encuentran al 27% pero con 70 hectómetros cúbicos más que en el mismo periodo del año pasado; mientras que en el caso de Tinto-Odiel-Piedras (sobre todo en Huelva) se encuentran al 46,1% con 524 hectómetros cúbicos unos 50 más que en el mismo periodo del año pasado.
Las lluvias y los incendios
Las lluvias de la pasada semana no han tenido escasamente incidencia en las reservas de agua pero sí han tenido un objetivo sobre otro de los grandes desafíos que afronta Andalucía en los meses de verano como son los incendios. Como señaló el guía de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, Antonio Sanz, en el Parlamento la pasada semana, el agua caída en junio permite refrescar la manto vegetal y afrontar en mejores condiciones el periodo de altas temperaturas que arranca ahora por parte del Plan Infoca.
En el caso de las superficies forestales, las abundantes lluvias de marzo han tenido incluso como objetivo colateral un aumento del aventura de incendios durante este verano cuando se alcancen las altas temperaturas. La manto vegetal y los matojos han crecido en estos meses y ahora suponen un coeficiente de dificultad para la prevención y agonía de incendios. De hecho, el año 2023 tuvo un recuento positivo en cuanto a incendios precisamente por la presencia de lluvias exacto ayer de la subida de las temperaturas y en el mes de septiembre.
Los enseres de la sequía en cuanto a los incendios son especialmente preocupantes en la provincia de Almería, donde se han registrado menos precipitaciones durante este año y la superficie forestal tiene un estado más agonizante de deuda hídrico con un longevo aventura luego de sufrir incendios.