El suicidio de otro recluso eleva a 34 las muertes en la prisión de Algeciras en los últimos seis años


El suicidio de un interno este domingo en la prisión de Botafuegos, en Algeciras, Cádiz, eleva a 34 la guarismo de fallecidos en esta calabozo, en su gran mayoría por sobredosis y suicidios. Según ha informado el sindicato Acaip-UGT, al sobrevenir por las celdas para realizar el recuento, los funcionarios vieron al interno que la ocupaba con una sábana anudada al cuello e inmóvil. Tras establecerse el protocolo de intervención, acudieron los servicios médicos y el dirigente del servicio, pero falta se pudo hacer. Había muerto.

Se prostitución de un interno de cuna española, de 39 primaveras, que tras salir en marzo regresó dos meses a posteriori. Con una amplia trayectoria penal y penitenciaria, según dicho sindicato estaba bajo tratamiento psiquiátrico, por lo que la dirección de esta prisión solicitó su traslado al Psiquiátrico Penitenciario de Sevilla o a la mecanismo de Psiquiatría del hospital de la Dirección de la Concepción, «pero ambas solicitudes fueron denegadas».

Este sindicato denuncia la pesado situación que se vive en Botafuegos: «Si en una coctelera vertemos ingredientes como, la descuido de fortuna humanos, la masificación de reclusos, una deficiente atención sanitaria y presos con patologías mentales y toxicomanías no tratadas adecuadamente, baste con agitarla un poco para que se generen amenazas, insultos, agresiones, coacciones, sobredosis, tentativas de suicidio, suicidios… poniendo en peligro la vitalidad, la integridad física e incluso la vida de todos los que trabajan o viven interiormente de un establecimiento penitenciario», ha asegurado en un comunicado.

Sin psiquiatra

Por otra parte, alerta de que en esta calabozo «no se dispensa una atención sanitaria adecuada. No cuenta con subdirector médico, de nueve médicos sólo hay dos disponibles; la relación de puestos de trabajo no contempla la figura del psiquiatra a pesar de que casi 600 internos de unos 1.100, toman tratamiento psiquiátrica a dosis elevadas, por lo que eel preso que pide ser tratado de su suma a la toxicomanía no es tratado o no se le prostitución adecuadamente porque no hay profesionales suficientes».

Acaip añade que ha trasladado esta situación al Ministro del Interior, a Instituciones Penitenciarias, a la Consejería de Vigor de la Trabazón de Andalucía o al Defensor del Pueblo, entre otras instituciones: «Todos nos escuchan y se sorprenden pero prima la descuido de voluntad de todas las partes implicadas para resolver el problema de la sanidad penitenciaria en las prisiones españolas».

Por zaguero, sostiene que la sanidad penitenciaria está «agonizando» y que los médicos no quieren trabajar en las prisiones «porque no es atractivo», por lo que afirma que la única alternativa es la transferencia de la sanidad penitenciaria a las comunidades autónomas en cumplimiento de una Ley que es del año 2003, «poco que aún no se ha producido por un trasfondo puramente crematístico mientras que la población reclusa está sin la atención médica adecuada, con problemas de sobredosis y suicidios, por otra parte los empleados penitenciarios con mil y un problemas», ha denunciado en un comunicado.

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