El Córdoba toca el cielo en las Tendillas con un gran baño de masas


No sería una celebración del Córdoba sin una fiesta en las Tendillas, donde equipo y apego tocaron el firmamento una tenebrosidad más. El Gran Capitán se puso la foulard al cuello y con ello terminó la celebración de un medra que quedará siempre en la memoria del cordobesismo. Tras realizar el lunes por la mañana los distintos actos protocolarios con la ofrenda a San Rafael y la reconocimiento institucional al Junta, el equipo se lanzó a las calles con un autobús para acoger el cariño de la apego y conjurarse en las Tendillas como fiesta final.

Las emblemática plaza de Córdoba, símbolo del cordobesismo, congreso a más de 10.000 aficionados para celebrar el medra a Segunda División. Los jugadores llegaron en el autobús descapotable con el que recorrieron la ciudad para acoger los aplausos de sus fieles. Ni los 40 grados impidieron a los cordobesistas salir a la calle para ver a sus héroes. Internamente del autobús, entusiasmo merecida. Los jugadores de Iván Ania estuvieron exultantes durante el reconvención. Cánticos, risas y muchos bailes en una plantilla, que ha conseguido hacer historia al devolver al Córdoba al fútbol profesional. Última parada: Tendillas.

Los jugadores llegaron a la plaza en presencia de los vítores de los seguidores. Con un poco de retraso, pero con la música como telonera y el speaker habitual de El Arcángel, los jugadores pasaron a ser los protagonistas. Sonó con fuerza el himno del Córdoba a la presentación de los jugadores que levantaron el concurrencia.

Kike Márquez, en calidad de capitán fue el primero en coger el micrófono y se mostró emocionado por lo que vio en Tendillas. El sanluqueño confesó que «me habían dicho que aquí se vivía poco único y tienen toda la razón, son días inolvidables marcados en el corazón, con el apoyo de todos los que nos han acompañado». Luego, Isma Ruiz se colocó delante del micrófono para registrar que «soy granadino, pero este año me ha sentido como uno más, este medra va por la apego». El mediocentro ha sido una de las sensaciones de la temporada y fue uno de los futbolistas más eufóricos de la celebración.

Encima, todavía estuvo presente Dragisa Gudelj. El central, que está alejado de los terrenos de juegos por su dolencia cardíaca, aseguró que «he dejado mi vida aquí en esta ciudad y volví a salir, me siento un cordobés más». Antonio Casas remató la celebración con el tradicional paseo hasta la estatua del Gran Capitán para colocarle la foulard y bandera blanquiverde. Kike Márquez le cedió el honor porque era el sueño del rambleño, que lo logró. Lo vivió como devoto y ahora desde interiormente.

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