En Castronuevo de Esgueva, una pequeña población a 17 kilómetros de Valladolid, sus vecinos contenían la respiración. Conectados al teléfono, la radiodifusión o la televisión, esperaban noticiero desde Soba, en Cantabria. Su vecina, Paloma Sombrero, de 38 primaveras y su pareja, el charro Alfonso Urrutia, permanecían desaparecidos en las entrañas de la cueva de Garmaciega-Sima del Sombrero. Pero, tras 40 horas de búsqueda, las campanas de la Iglesia de Santa María, anunciaban la buena nueva.
“En este pueblo, nos gusta tocar las campanas para las cosas buenas”, explicaba Fernando Monge, el corregidor de Castronuevo de Esgueva. Su rostro había cambiado por completo. Minutos antiguamente habíamos hablado con él y la preocupación hacía hendidura en su estado de humor. Ahora, con el mejor de los desenlaces posibles, explicaba que en las “próximas fiestas del pueblo, que son a principios de julio, les daremos un gran vestíbulo“.
“Aquí a Paloma la quiere todo el mundo”
Poco a poco, las calles de esta población vallisoletana, se iban llenando de vecinos. Algunos, que minutos antiguamente rehusaban platicar con los medios, ahora se afanaban en demostrar una enorme alegría. “Menos mal, hemos vivido mucha angustia. Aquí a Paloma la quiere todo el mundo”, señalaba una señora sentada en un mesa frente al junta.
“Nos sentimos muy felices por Paloma y por su clan. Aquí todos nos conocemos y lo hemos pasado muy mal desde que nos hemos enterado que la espeleóloga desaparecida era ella”, señalaba otro vecino. Algunos desconocían su tendencia por la espeleología, aunque todos destacaban su pasión por disfrutar de la naturaleza.
Le encanta venir al pueblo
En Castronuevo de Esgueva nació Paloma hace 38 primaveras. De allí son sus abuelos. Allí viven sus padres y, allí, hace dos primaveras compró una vivienda que dilación restaurar próximamente.
Según el corregidor, cita el pueblo cada vez que puede. “Por motivos laborales vive en Benavente, Zamora, donde da clases. Pero se escapa muy a menudo a ver a sus padres. Aquí viene siempre a disfrutar de las fiestas donde tiene su peña. Paloma es muy risueña”, señala Monge, que dilación, como el resto de los vecinos, que regrese pronto a casa para poder abrazarla.
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