de ‘sastre’ de las fuerzas de seguridad a la primera línea del frente ucraniano


Una muesca en un cristal acorazado en un sótano de San Sebastián de los Reyes da pistas sobre la actividad que se realiza en el interior del discreto edificio, situado en un polígono industrial al que la expansión urbana del municipio madrileño ha viejo por absorber. Al otro banda del cristal, una cabina de tiro pone a prueba los cascos balísticos y chalecos que están llamados a proteger a miembros de las fuerzas armadas de toda Europa, desde España a la primera trayecto del frente de Ucrania en plena exterminio con Rusia. Esa señal en el cristal la provocó una placa de porcelana que salió volando tras un disparo. Esa prenda no superó la prueba, aunque igual sí hubiera rescatado una vida en el campo de batalla.

‘Proteger a los que nos protegen’ es el enunciado de Fecsa (Manufactura Española de Confecciones, S.A.), una empresa que lleva 90 primaveras vistiendo a las fuerzas de seguridad, desde miembros de Protección Civil a Cruz Roja, Fuerzas Armadas o Policía Doméstico. «Somos unos supervivientes», asegura su maestro delegado, Carlos de Cos, recordando cómo la compañía ha superado todo tipo de cambios, saledizo delante en la era de la globalización, superado varias guerras e incluso alguna idea fallida, como su primer intento de expansión internacional en 1973.

Entonces se dieron cuenta de que no estaban preparados, pero hoy en día la exportación representa un tercio de su facturación, que en 2023 superó los 60 millones de euros. La previsión es seguir creciendo durante los próximos primaveras, hasta los 84 millones en 2024 y aventajar los 100 millones en 2025.

En San Sebastián de los Reyes solo queda el taller de prototipos y salas de pruebas donde se diseñan y ponen a prueba todas las prendas y materiales que llevarán su firma. Un paseo por sus instalaciones lleva a una sala de copia bajo la que aguanta el chaparrón una tienda de campaña, un foso en el que se dejan caer cascos para comprobar su resistor o la conocida túnel de tiro a la que las personas tienen vetada la entrada cuando todo se pone en marcha.

Los talleres están en Bangladesh y el septentrión de África, pero eso no hace que la exigencia sea beocio, asegura De Cos recordando que su negocio se cimiento sobre todo en licitaciones públicas en las que la calidad es puesta a prueba al mayor.

La facturación internacional de Fecsa llega de Austria, Países Bajos, Francia, Alemania o Suiza. Ellos no saben oficialmente cuál es el destino final de sus productos, pero son conscientes de que muchos de ellos han viejo en Ucrania como parte de las donaciones de material marcial a su Ejército. Solo España ha anunciado diversos envíos de uniformes, cascos o chalecos. De San Sebastián de los Reyes a la exterminio de Ucrania.

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