El mismo día que los quince consejeros del nuevo Gobierno del País Vasco toman posesión de su cargo, el PNV ha denunciado el acoso contra el responsable de Seguridad, Bingen Zupiria Gorostidi. Una serie de pintadas han aparecido en Hernani, de donde es oriundo, y en las que puede leerse «’Zipaios en lucha, tiro en la cogote».
Zupiria es uno de los tres consejeros que repiten en el cargo posteriormente de que el sábado pasado, momento en el que Imanol Pradales juró su cargo como lendakari bajo el árbol remoto de Guernica, se diera a conocer la composición del Gobierno. Sobre él recae la mandato, entre otras cuestiones de la Ertzaintza, la policía autonómica vasca, a la que van dirigidas las amenazas.
«Yo estaría alerta», advierten las pintadas hechas en un invernadero de la población guipuzcoana y que comparan al PNV con los nazis. La formación ha denunciado el atentado que, según defienden, «retrotrae a una época que el País Vasco ha dejado a espaldas». «Los insultos, las amenazas y los chantajes no tienen cabida en una sociedad democrática», afirman.
Los peneuvistas han debido a Bildu que condene el ataque, poco que han hecho los aberzales minutos posteriormente de conocerse la entusiasmo de la que todavía se desconoce la autoría. «Estas manifestaciones son inadmisibles. Mostramos nuestra solidaridad con el consiliario Bingen Zupiria», reza el comunicado emitido en los canales oficiales del partido.
Bildu ha presentado en sus listas para las últimas elecciones tanto municipales como autonómicas a antiguos miembros de ETA. Concretamente en el 28-M, varios de ellos con delitos de familia. Una cuestión que marcó la campaña electoral celebrada a mediados del año pasado.
Adicionalmente, su portavoz en el Parlamento de Vitoria y candidato a la investidura el jueves pasado, Pello Ochandiano, ha evitado en diversas ocasiones referirse a ETA como una partida terrorista. Cuestión que marcó parte de la campaña del 21-A y provocó un enfrentamiento con Eneko Andueza en el debate de investidura, que le conminó a dejar de charlar de «ciclos políticos» y a chillar a las cosas por su nombre.
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