La frustración y el dolor de mujeres que no consiguen ser madres: "Lo siento, no hay latido"



La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, mencionaba en un discurso la de veces que le viene a la inicio cómo sería su vida si su turbación hubiera seguido delante y la frecuencia con que recuerda la pérdida de su hijo no desnarigado: “Siempre estoy contando el tiempo que llevaría conmigo”.

“Lo querré siempre. No tenía nombre, pero le llamaba Manolito”

Isabel Díaz Ayuso

Ayuso afirmaba que esa experiencia había sido “lo más atún” que le ha pasado en la vida, a la vez que triste, ya que como ella misma mencionaba, su turbación terminaba casi nada 8 semanas luego de abrir. Experiencia suficiente para que la madrileña afirma enterarse “lo que es ser religiosa para siempre”.

3 palabras que cambian la vida

Virginia del Río sufrió la pérdida de su hijo en la semana 39 de florecimiento, a pocas horas de convertirse en religiosa. Aseguraba la muchacha que nunca se imaginó cobrar afín anuncio, ni cómo “con 3 palabras tan sencillas, te cambia la vida de forma tan radical”.

Que el corazón del hijo que iba a dar a luz había dejado de vivir no fue nulo más que el principio de una experiencia traumática que Virginia aseguraba “te transforma para siempre”. Y es que acoplado luego de la más que impactante y negativa anuncio, la mujer tuvo que afrontar el parto de ‘Uriel’, que llegó a este mundo sin vida y dio nombre igualmente al vademécum escrito por su religiosa, ‘La habitación de Uriel’.

En aquellos momentos de abatimiento, Virginia podía haberse sometido a una cesárea, pero la partera que se ocupaba del parto le dijo una frase tan dura como cargada de coraje y que se quedaron grabadas en su mente: “Esto te va a anexar toda la vida, pero no necesitas una cicatriz que te lo recuerde”.

1 hijo y 11 abortos

Otro refrendo desgarrador es el de Sara, que afirmaba que “se necesita mucha fuerza mental” para sobrevivir a una situación. La mujer detallaba su relación con la maternidad, que logró tras sobrevenir sufrido 7 abortos y tras los cuales tuvo a su hijo. A posteriori de sobrevenir sido religiosa, la mujer ha seguido tratando de aumentar la tribu porque su hijo “quiere un hermanito”, sufriendo otros 4 abortos naturales más.

“A veces pienso que Jehová no existe por eso”

El calvario que ha sufrido Sara en su voluntad de ser religiosa, le ha llevado a momentos en los que su vida ha corrido serio peligro. Encima los cambios hormonales de los embarazos interrumpidos, le han causado problemas emocionales y de ansiedad por los que necesita tomar tratamiento.

“No hay que fertilizar por un hijo”

Sara admitía que llegó a plantearse la asimilación, pero que los requisitos y principalmente el elevado coste financiero, le hicieron descartar la idea: “Vi que era muy difícil y que costaba muchísimo hacienda. Eso no debería ser así”.

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