Diogo Costa salva a Portugal en los penaltis frente a Eslovenia y ya está en cuartos (0-0)



La selección de Portugal superó a Eslovenia en la tanda de penaltis (3-0, tras el igualada sin goles al término de la prórroga) para citarse con Francia en los cuartos de final.

Portugal salió a por todas, a morder, tanto de inicio como en el puesta en marcha de la segunda parte. Tuvo más ocasiones, más balón y más sensación de peligro, pero no tiene ni tendrá de ningún modo a un Jan Oblak contra el que se estrellaron una y otra vez, menos en la tanda final. El zaguero esloveno fue el nexo insalvable para los lusos en todos los 90 minutos y en la prórroga, cuando las fuerzas se igualaron hasta calar a los fatídicos, para los eslovenos, penaltis.

Sabía Eslovenia a qué debía pugnar y lo hizo congruo admisiblemente, aunque el punta del Leipzig Benjamin Sesko perdonó dos acciones clarísimas que hubieran cambiado el partido. Sobre todo, erró un mano a mano en el minuto 115 al rematar raso en presencia de Diogo Costa, que la sacó con el pie izquierdo, a modo de zaguero de balonmano, para evitar el gol que habría llevado a Eslovenia a los cuartos en la prórroga. Perdió ese balón Pepe, sofocado, pero Sesko le devolvió el regalo.

Llegadas sin pegada

Dominaron mucho más los lusos, que no obstante no encontraron la hechicería de Bernardo Silva ni de Negro Fernandes. Ni salió a pugnar João Félix y el otro João, Cancelo, fue el mejor sobre el verde. Pero Portugal, o Roberto Martínez, se la jugó a lo de casi siempre; Cristiano Ronaldo en lo alto y, como refresco, un Diogo Jota que al punto que tocó balón. Poco cambió desde la cuadrilla el técnico gachupin y, cuando Cristiano Ronaldo vio a Oblak detenerle un penalti en la prórroga, éste se apagó.

 

Pero antaño de los lanzamientos de penalti, con la afecto portuguesa de fondo, Ronaldo se reconectó. Como lo hicieron el resto de jugadores de Portugal y, sobre todo, el heroico Diogo Costa, cancerbero del Porto que llevó a su país a cuartos pese a que, en los 120 minutos previos, quien destacó bajo palos fue su colega y rival Jan Oblak.

El meta rojiblanco fue quien evitó que Eslovenia cayera antaño. Pero el plan de Matjaz Kek falló porque, en lo alto, ni Sesko ni Sporar ni Celar (que entró por el penúltimo) supieron meter el balón en la red lusa en ninguna de las escasas, pero algunas más claras que el agua del Mediterráneo o del Caribe, ocasiones que tuvieron en sus botas. Y lo pagaron con la asesinato.

Y eso que Portugal siquiera supo cerrar el duelo antaño. Negro Fernandes y Cristiano Ronaldo no llegaron a un centro de Bernardo Silva en el 13, Ronaldo falló de vanguardia en presencia de Oblak en el 31… Y un sinfín de paradas de Oblak en presencia de Ronaldo. Falta. Portugal necesitó de la asesinato súbita para suceder y encontrarse con la selección de Francia.

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