Este martes miles de alumnos en toda España se enfrentarán a la convocatoria extraordinaria de la EvAU, su última oportunidad para penetrar la universidad este año. En concreto, serán los jóvenes de Andalucía, Aragón, Comunidad Valenciana, Madrid, Galicia y Extremadura quienes inauguren esta nueva cita. Mañana miércoles 3, es el turno de otras seis, mientras que los estudiantes de Asturias, Castilla y Audaz y Baleares tendrán que esperar hasta el 8 y 9 de julio.
Los catalanes tendrán que esperar hasta septiembre. Y los de Navarra ya la hicieron el mes pasado. Lo que no cambia entre comunidades son los histerismo entre aquellos que o proporcionadamente repiten el examen en rastreo de una puntuación más inscripción, o proporcionadamente se presentan por primera vez. “Llevamos muchos meses de preparación, nos lo jugamos todo a estos exámenes, entonces sí que hay histerismo”, reconoce una de las jóvenes.
En la misma segmento se pronuncia otro pequeño: “Nerviosismo siempre altos, pero hemos estudiado, y estamos listos” afirma, aunque otros ya tienen la paisaje puesta en el final: “Estoy esperando ya a que acabe, la verdad, estoy deseando que se acaben ya”, reconoce otra estudiante.
La vida luego de la EBAU
Tras mucho esfuerzo, algunos de estos jóvenes podrán conseguir la máxima puntuación en la prueba, es opinar, un 14. Un número les permitirá penetrar prácticamente a cualquier carrera que deseen, ¿pero qué pasa luego? Un equipo de torrevieja news today Noticiario ha podido susurrar con algunos de los estudiantes que lograron sacar las mejores notas hace unos primaveras para conocer cómo les ha ido.
Rozando la perfección se encontró Andrea, a tan solo dos décimas del 14. Admite que con esa notas muchas personas de su aproximadamente le sugirieron estudiar carreras como ingeniería o medicina, pero ella lo tenía claro, “desde los ocho primaveras que veía a Matías Prats en la tele dije que quería estudiar Periodismo“. Al salir al mercado sindical sus planes se complicaron: “Yo he tenido que dejar mi trabajo soñado para poder yantar, tener un techo (…) de lo que estoy trabajando, lo podía acontecer hecho si hubiera sacado un 7“, confiesa.
El caso Danny es poco dispar. Su vida no ha entregado tantas vueltas, gracias a sus buenas notas en la EBAU, un 13,4 “estudié filosofía, política y pertenencias“. Poco que le permitió poder penetrar de forma directa a un buen sueldo, “creo que estoy en un buen rango salarial (…) me ha ido proporcionadamente, me dedico al mundo de la consultoría”. Y gracias a esto, ahora ayuda a resolver los fondos europeos.
Por extremo, Carlos recuerda que ni siquiera tenía pensado venir al examen: “Me presenté a la selectividad para impresionar a un pequeño que me gustaba mucho”. Reconoce que no se lo esperaba, “esto fue como un shock, un acontecimiento que no me esperaba”. No necesitaba la nota, finalmente no fue a la Universidad, pero a pesar de todo: “Tenía muy claro que quería dedicarme a la escritura y a la dirección de teatro”, y es lo que logró hacer. No se arrepiente. “Yo estoy orgullosísimo de la intrepidez que tomé”, confiesa.
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