Doce madres han dejado a su bebé en el hospital al nacer en lo que va de año en la Comunidad de Madrid


Cristina mece en sus brazos a un bebé rollizo con una espectacular mata de pelo oscura, que duerme plácidamente. «Ahora tiene tres meses, pero cuando llegó a casa tenía sólo 4 días», explica esta principio de acogida, que cuida por otra parte otros tres hijos propios y se confiesa «eficaz, como todos en casa» con esto de ser tribu de emergencia de niños en apuros. Niños como el que apareció el pasado lunes en un portal en Carabanchel, y para los que se exploración un entorno hogareño mientras se resuelve su situación con familiares o con una admisión.

Cuando sale a la luz un caso de desaseo de un bebé, especialmente si el recién nacido aparece ya cenizas, el actitud se encoge. En la Consejería de Comunidad recuerdan que siempre hay soluciones. Una de ellas, dejar al chaval en el hospital, falta más dar a luz: 12 mujeres han tomado esta atrevimiento en lo que va de año. Un reseña parada, si se compara con las 18 de todo el año 2023, aunque fueron más en 2022 y 2020 (21 entregas cada año) y menos en 2021 (11 niños entregados).

La consejera de Comunidad, Ana Dávila, recordaba ayer que las mujeres que estén próximas a dar a luz «pueden asistir a cualquier hospital notorio, donde se les va a atender sin repercusión ninguna en su situación legítimo», y tengan o no sus papeles en regla.

Encima, las madres biológicas tienen la posibilidad de arriesgarse si quieren conocer el sexo del bebé, si desean verle tras el parto, y pueden nominar su nombre. Además elige si quiere quedarse con él durante el periodo en que esté en el hospital, y si quiere dejarle algún reseña acondicionado para el futuro (una foto, una carta…) o si desea estar localizable para cuando crezca.

Para estos niños que son dados en admisión, hay siempre familias dispuesta a atenderlos las de acogida de emergencia, como Cristina; las de acogida convencional, o las que quieren adoptar. Hay 1.600 familias que participan en el proceso de acogida. A alguna de ellas llegará el pequeño del portal de Carabanchel, probablemente.

Lo primero que aprenden las familias de acogida es que «no hay que dictaminar a la principio». Porque las circunstancias de la vida son muchas y a veces resultan especialmente difíciles. Cristina lleva poco más de un año como mamá de acogida de emergencia, tras consensuarlo con todos los demás miembros de la tribu. Y en este tiempo, han atendido a cinco niños: «Los primeros eran mellizos, de 7 meses; luego, dos recién nacidos, y el coetáneo».

Entiende que este chaval es ahora parte de su tribu porque su principio no puede: «No es su momento para cuidarle». Si se le ha retirado el bebé –por algún problema con el consumo de sustancias, por ejemplo–, la mamá de acogida le hace arribar vídeos y mensajes para que no pierdan el vínculo madre-hijo, y asimismo «para que entienda que no le quiero quitar su chaval».

Los menores están con las familias de acogida de emergencia no más de seis meses. Cuando se van, «se pasa mal; primero lloras, pero luego te avisan de que va a venir otro y ya empiezas a sacar la ropita otra vez». Otra de sus experiencias fue con otro bebé que «se pasó tres meses sin gemir, porque venía de un entorno en el que no le hacían caso». Cristina y su tribu le atendieron «y se fue siendo un bicho», sonríe.

En la filial insisten en memorar que hay fórmulas y ayudas para las madres gestantes, que las protegen a ellas y a sus hijos. La filial se ocupa de buscarles tribu de acogida o de admisión, o de cuidarlo directamente. Y se guardan todos sus documentos: «El parte de parto, el certificado de registro civil, el regalo que haya dejado la principio… Hay adultos que con 50 primaveras nos preguntan por su principio biológica», recuerda Jimena García López, jefa del radio de admisión y acogimiento usual.

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