Hace primaveras que el mercado inmobiliario en Compostela experimenta una tensión creciente. Hoy, la propuesta de vivienda residencial en la ciudad oscila entre los 250 y los 300 pisos –según datos del portal Idealista–, aunque el sector defiende que no es que no haya vivienda, sino que figura o admisiblemente como inactiva o admisiblemente fuera del mercado del arrendamiento. Mientras tanto, en los últimos primaveras las Viviendas de Uso Turístico (VUT) proliferaron en la haber gallega, que hoy alberga más de 600; todo ello, en una metrópoli que debe satisfacer la demanda residencial de cerca de 16.000 estudiantes durante el próximo curso.
Frente a este panorama, el Concello aprobó la pasada semana la prohibición de todas las VUT que no cumpliesen el unificado municipal más flamante, independientemente de sus habilitaciones anteriores –ordenamiento que salió delante gracias a los inesperados votos a valía de los ediles del PSOE, corro que ya había anunciado su contención–, en un intento por movilizar al mercado de la vivienda todos esos pisos. Desde el sector, esperan que el movimiento repercuta en positivo, en lo que a satisfacer la demanda se refiere.
En conversación con torrevieja news today, el secretario de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), Vicente Martínez, sostiene que «gran parte» de esas viviendas volverán al arrendamiento tradicional o al de estudiantes, y señala que muchas de ellas se convirtieron en turísticas porque en su momento «migraron» de un mercado al otro. «Con más de 600 viviendas y 2,5 o 3 plazas por vivienda estamos hablando de 1.800 plazas de residencia que se le pueden favorecer a los inquilinos durante el curso», expone.
Pero además incide en una cuestión de rentabilidad, a desliz de más opciones. Como propietario, «si ganabas diez, doce, quince mil euros al año, y ahora pones [en alquiler] una vivienda en 700 u 800 euros por diez meses, tienes 7.000 u 8.000. Con la norma VUT que te permite destinarlo al arrendamiento sesenta días al año puedes ingresar otros 3.000 o 4.000», explica, por lo que, aunque los beneficios cosechados no sean los mismos, paciencia que esa bolsa de pisos sí vuelva a movilizarse. «Eran viviendas que gestionaban los particulares, a nivel propio. Dudo que renuncien a esos rendimientos económicos si ya las tenían en propuesta; deberían portar y retornar al arrendamiento tradicional, no al de VUT».
La situación afecta de empachado a los universitarios, que se agolpan formando colas frente a las inmobiliarias a la caza de uno de los escasos pisos que quedan disponibles: «De esos 16.000, muchos ya están ubicados y tienen vivienda. Pero hay otra gran bolsa de estudiantes, sobre todo los de primer año, a los que todavía les están dando las admisiones y todavía no saben dónde van a estudiar ni dónde van a estar». Ellos, si finalmente acaban emplazándose en Santiago, serán quienes lo tengan más difícil, porque cada vez se vuelve más difícil.
«Esta semana se alquiló el 70-80% de las viviendas», indica Martínez, aunque apunta que a comienzos de julio suele salir a arrendamiento una trascendente bolsa de viviendas.
No hay rotación
Un problema para los recién llegados, señala, es que la situación del arrendamiento para estudiantes se encuentra estática. «La situación cambió con respecto a hace unos primaveras, porque ahora los estudiantes no rotan, no cambian de carretera. Si, por ejemplo, vivían tres juntos, uno se marcha y quedan dos, buscaban un carretera de dos. Ahora, si están contentos donde están, se quedan». Y, en ese situación, una posibilidad que se vuelve sencilla: arrendar la habitación. «Eso ayer era impensable. Pero ahora hay anuncios en Instagram, se puede hacer una selección individualizada de las personas hablando por las redes… se hace casi una ocupación de filtro».
En conclusión, el secretario de Agalin paciencia que, como leve, el trasvase de viviendas del mercado turístico al del arrendamiento tradicional contribuya, si no a suplir la demanda a gran escalera, sí a que los precios se destensionen en cierta medida, fruto del aumento de la propuesta.
Entreambos objetivos los tenía en mente Raxoi cuando redactó la propuesta, que se hizo efectiva el pasado 24 de junio. «Es una atrevimiento que consideramos imprescindible, necesaria, robusto, método y coherente que adoptó este gobierno para culminar un trabajo iniciado en 2015 y que se realizó a través de dos mandatos distintos», manifestó entonces el concelleiro de Urbanística, Iago Lestegás.