Un guardia civil desde Wisconsin, la lección magistral del forense y la importancia de 60 centímetros en el crimen de Chema


Esa fisura que podría favorecer a Toader en la decisión del jurado popular, a ojos de su abogado, salió a la luz durante la clase magistral del científico forense Valeriano Muñoz con un lenguaje que todos entienden. Durante una hora y cinco minutos, Con las manos a la espalda, el médico ilustró al tribunal cómo se realiza una autopsia, además de detallar el examen que él y su pareja, también en la sala, realizaron al cadáver maltratado de Chema, que murió estrangulado.

Muñoz explicó que a la víctima se le tomó una muestra biológica de las manos y uñas (hisopo en jerga), “por si agarra, araña o hiere al agresor”, pero no del cuello. “¡Oh, el cuello de la víctima no fue hisopo!” -exclamó el abogado de Toader, como si hubiera pillado al forense, de larga trayectoria, en malas prácticas.

En cuanto al hisopo de la mano, no se encontraron signos biológicos de otra persona. «Quizás no hubo contacto entre ellos (Chema y verdugo), tal vez porque la víctima no tuvo tiempo“Agregó el forense, quien dijo que pudo haber habido una pelea previa entre ambos antes de su muerte.

En cuanto a la huella dactilar de Toader encontrada en un zócalo de la pared, a poca distancia del cuerpo, su abogado se centró en la valoración de dos peritos forenses sobre la probable posición de la víctima, tendida en el suelo, y del autor, que estaría delante de a él.

“Si la huella dactilar está detrás de la víctima, ¿cómo encaja esto?” preguntó el abogado. “Una vez cometidos los hechos, el perpetrador puede levantarse y lo lógico es que se incline hacia adelante”, respondió el forense, quien preguntó al abogado a qué distancia estaba la huella del cuerpo: “60 centímetros”, dijo el abogado. . «¿Y cuánto mide un brazo?»prosiguió el médico, que recordó, mientras escenificaba el movimiento de una persona hacia adelante, que el autor estranguló a su víctima a la altura de la cabeza.

“Si esa persona es acusada por esa huella, ¿cómo es posible que haya una huella en la pared y no haya ninguna en el cuerpo de la víctima?”, insistió el abogado. “No aparecen rastros en la superficie del cuerpo…”, respondió el médico, quien fue interrumpido por el abogado: “¿Pero el ADN?” “Sí”confirmó el forense antes de que el abogado cerrara su interrogatorio con un contundente “no hay más preguntas”.

Los dos peritos forenses y un psiquiatra del centro penitenciario de Alcalá-Meco que también examinaron a Alberto Jiménez concluyeron que el trastorno de TDAH que le ha sido diagnosticado es irrelevante para la comisión de estos hechos, así como el consumo de marihuana que declaró. “Son gente normal”, dijo Muñoz.

El tercer día había comenzado con la intervención de un guardia civil de Wisconsin (Estados Unidos) por videoconferencia. Este agente, ahora de baja, fue el perito de la Comandancia de Toledo que rastreó el router en la casa de la víctima, además de estudiar los repetidores en la zona de San Pablo de los Montes en el momento del homicidio y en una zona en la que Al parecer, los autores fueron vistos en una gasolinera.

Este jueves será el turno de las conclusiones de las partes y el jurado popular, formado por seis hombres y tres mujeres, recibirá una carta con algunas preguntas de la jueza que la preside, María Jiménez. Ella será objeto del veredicto sobre el que deliberarán si Marian es culpable o no de homicidio y sus amigos ‘el Mosca’ y Alberto, cómplices del crimen de Chema.

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