La “herba da bruxa”, una planta invasora con usos analgésicos



El acanto, conocido asimismo en castellano con los nombres de alcanto, hierba cíclope, penitente, oreja cíclope, en gallego con los de “ás de anxo”, “herba cepeira” o “herba da bruxa” y científicamente con el de Acanthus mollis, es una planta herbácea perenne y vigorosa, perteneciente a la clan de las Acantáceas. Originaria de las estepas africanas y asiáticas fue introducida desde antiguo en la cuenca mediterránea. En Galicia aun no siendo de presencia frecuente, está considerada una especie de comportamiento invasor con un nivel de afección moderada.

Sus tallos, simples, cilíndricos y erectos, más o menos pilosos, y a veces poco leñosos en su pulvínulo, pueden alcanzar hasta el metropolitano y medio de valor. Sus hojas basales son pecioladas, elípticas u ovaladas, coriáceas, de color verde negro, brillantes, profundamente hendidas y dentadas. Presentan una ligera pubescencia a lo dispendioso de sus nerviaciones, peciolo y bordes. Pueden alcanzar hasta el medio metropolitano de largura. Las superiores son más pequeñas, sésiles, lobuladas y espinosas en su cima. Sus flores, se presentan formando parte de densas, erectas y alargadas espigas terminales, de forma vagamente cilíndricas. El cáliz es bilabiado y tiene brácteas espinosas moradas o púrpura rosadas. La corola está formada por un solo pétalo blanco trilobulado con histerismo rojizos. Tiene cuatro estambres, dos más cortos y los otros dos más largos. Son muy vistosas por el contraste cromático: blanco con matices rosa pálido o violáceo. Florece principalmente en los meses de mayo y junio. Sus frutos son cápsulas ovoides, biloculares, que al fugarse explotan, produciendo un ruido característico, diseminando y proyectando a larga distancia las semillas parduzcas y arriñonadas que contienen en su interior. Además se propaga por esquejes de raíz o división de la mata. Crece en terrenos baldíos, bordes de caminos y orillas de arroyos, en zonas preferentemente de semisombra, frescas, húmedas y proporcionadamente drenadas, donde los suelos son fértiles, aunque puede existir en los que son un tanto pobres.

Etimológicamente el nombre génico, acanthus, proviene de la composición de los términos griegos aké que significa “punta, saeta o desazón”, y anthos, que significa “piropo”; el epíteto latino mollis significa “templado, tierno”, posiblemente en relato a sus tallos y hojas.

Es una planta muy conocida desde la decadencia. De hecho Virgilo utilizó ya este palabra en las Geórgicas, publicadas en el año 29 a.C., hablando de su tallo flexible. Seguidamente Plinio el Antiguo la describió en su Historia Naturalis. Pedanio Dioscórides en su tratado De materia medica, escrita rodeando del año 65 d.C., sugería el uso de las hojas de acanto para tratar quemaduras solares. Y Luciano de Samósata, escritor del siglo II, dejó plasmado en su preparación sobre el aflicción que a los enfermos graves se les colgaba en las puertas de su casa ramos de premio y acanto, para rechazar el mal.

Las hojas de acanto eran usadas, por otra parte, para curar dermatitis y picaduras de artrópodos. Además como estimulantes del apetito. A modo de cataplasma se usaban contra el reuma, aplicándolas en la zona afectada. Hasta el siglo pasado se utilizó para combatir la tuberculosis. Actualmente se emplea como emoliente, sedativo y en casos de afecciones de las vías respiratorias como expectorante; externamente como antiinflamatorio. Sus raíces, y en pequeño cantidad sus hojas, contienen mucílagos, motivo por el que fueron recomendadas en casos de diarreas y hemorroides. El meollo de la planta tiene género analgésicos por lo que se aconsejaba su uso para tratar herpes, quemaduras y contusiones en común. Antiguamente la planta era utilizada por los peregrinos a la tumba del Discípulo Santiago el Viejo, en Compostela, para curar las heridas en los pies. Para ello trituraban y machacaban las hojas en agua caliente y bañaban los pies en dicha agua.

Por su copioso follaje ondulado y su destacada belleza ornamental se utilizó, asimismo, desde la decadencia, en la horticultura de toda el ámbito mediterránea. Actualmente se cultiva prácticamente en todo el mundo, usándose normalmente en este sector la variedad latifolius por ser más resistente y robusta. Las espigas secas se usan como ambiente atractivo de interiores, para confecciones florales y jarrones.

El arquitecto, escritor e ingeniero romano del siglo I a.C. , Ámbito Vitruvio Polión, escribió en su tratado De Architectura que el notorio imaginero ateniense del siglo V a.C., Calímaco, se inspiró en las hojas de acanto para realizar la tramoya de los capiteles corintios. De este modo las hojas de acanto se convirtieron en el símbolo del estilo corintio espléndidamente retratado en el Templo de Zeus Altanero de Atenas.

En Galicia las hojas de esta planta están representadas en capiteles de iglesias como: los del templo parroquial de Setecoros del municipio de Valga, hoy conservados en el museo catedralicio de Santiago de Compostela, y los de la antigua iglesia de San Xoan de Panxón, entreambos en la provincia de Pontevedra; los de Santa Comba de Bande en la provincia de Ourense y los de las cuatro impresionante columnas de la figura del Monasterio de Santa María de Monfero en la provincia de A Coruña.

Las hojas de acanto, cuando la planta es imberbe, son alimento preferido de los caracoles y babosas.

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